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El peregrino del expediente

Tribuna

Juan Inurria

Hace relativamente poco un miembro del poder judicial, en este caso un o una magistrado o magistrada, dictó una Providencia a raíz de un pedimento del que suscribe inmerso en una causa donde defiende los derechos constitucionales de un investigado, en el pasado denominado.

El caso es que la resolución fue rechazar todos mis pedimentos y lo resolvió con un simple “los autos siempre han estado a su disposición en la sede judicial “. Vaya manera de sacudirse y despreciar la labor de este que escribe y la del procurador que representa al investigado.

Aunque vamos por partes, quiero decir, que una cosa son los hechos y otra el derecho, digo; una cosa es que se aparente que los autos, el expediente del juzgado vamos, por imperativo legal estén a disposición de la partes, o sea los abogados entre otros, y otra cosa es la realidad práctica cotidiana, pues esa apariencia no es real y para acceder a los autos te conviertes en un peregrino del expediente.

La magistrada o magistrado no puede estar más alejada o alejado de la realidad reciente; primero olvida que fue el 4 de junio cuando se abrió la veda para que se activara la actividad judicial y hasta ese día no podíamos acceder a los autos o también llamados expedientes, amén que otro día fue que el funcionario encargado de su tramitación no estaba -por el café, los días de asuntos particulares, los debidos, los atrasados o las vacaciones o la baja médica-, otro día es que estaban en Fiscalía, otro que los tiene su señoría en su mesa y otra que el juzgado instructor está de guardia, otro que se están escaneando, otro que lexnet no funciona y no se puede acceder a ver que número tienen y dónde se encuentran… en suma, 17 veces de visita al órgano instructor y sin poder palpar el expediente. Cuando solicito la práctica de prueba a ciegas – pues no tengo los autos para saber y conocer qué se cuece en él- me contesta lo que escribí más arriba…“ no procede puesto que los autos han estado a su disposición”…

Hoy los profesionales del derecho contamos con enormes dificultades para desarrollar nuestra labor, sumado a que los integrantes del poder judicial no dudan en cargar también a nuestras espaldas los fallos en la gestión y administración de recursos, haciéndonos aparentar una inutilidad a los profesionales del derecho que no es más que la escasa empatía reinante en los órganos judiciales, olvidando que lesionan derechos que por hoy son fundamentales.

Poco o nada hacen los colegios profesionales para que los órganos judiciales les faciliten la labor de los abogados, quizás temerosos de perder las prebendas, lo cierto es que cada día estamos más solos y aislados y en suma el que lo sufre es el justiciable que ve cómo la tutela judicial efectiva se esfuma entre grietas de sistema.

Aunque también existen compañeros que tienen una facilidad enorme para acceder a los expedientes, al final te enteras que estos suelen ser los que tuvieron o tienen algún vínculo con el órgano, ya sea personal o profesional, en esos casos no tienen estos problemas y los autos suelen aparecer a su disposición de inmediato. No es algo escandaloso, pasa y ya está, llevo décadas en esto y solo por eso – por el tiempo que llevo- he visto en los juzgados y tribunales casi de todo y espero que me siga asombrando.

Aun así sigo enseñando a los nuevos abogados que van llegando cómo se peregrina, que al final el expediente aparece. Es cuestión de paciencia, que es aquello que siempre se pierde cuando más la necesitas.
Ánimo.

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