el charco hondo

Mesas

Hay gente antipática, atravesada, inaguantable a ratos, insufrible, bastante borde, seca, fría como el hielo, peleada con la empatía, desabrida...

Hay gente antipática, atravesada, inaguantable a ratos, insufrible, bastante borde, seca, fría como el hielo, peleada con la empatía, desabrida, intratable en ocasiones, maliciosa, tirando a ruin, de oficio distante, mal encarada, malhumorada, mala por vicio, fuera de sí, agria, abusadora, insensible, distraída, inflamable, tóxica, generadora de malas vibraciones o peores instintos, indolente, reñida con la solidaridad, incapaz de sentir colectivamente e impermeable a los dolores ajenos, y uno o varios escalones más abajo, en la mismísima antesala del infierno, están quienes, con los propietarios o trabajadores de bares, cafeterías y restaurantes abrazados cual náufragos a las pocas mesas que pueden poner en la calle, estos días piden un cortado, una copa de vino, un refresco o una infusión y, sacando a relucir su piel de lija, son perfectamente capaces de tirarse una hora, o más, inutilizando una mesa que pide a gritos rotaciones, consumo, dejarse el dinero para que propietarios o camareros no se vayan al fondo del mar, gastar, comer y dejarla libre cuando se termina con el desayuno, el almuerzo o lo que sea, cualquier cosa menos tener la mesa ocupada sin consumir, alegando sobre lo mal que está todo o sobre el sacrificio que están haciendo miles de negocios sin reparar en que su actitud, a todas luces lamentable, ocupa un lugar bien destacado en el catálogo de miserias que merodean a la pandemia, porque hay que ser mala gente, torpe, egoísta o miserable para, con la que está cayéndole a bares que no saben cómo encajar un par de mesas en la acera, condenar a los de la cafetería a perder una hora de mesa porque ella está entretenida mirando el móvil —este sábado al mediodía— y ellos, a escasos metros, disertando sobre la onda expansiva que la crisis de 2020 provocará en 2021, incapaces de entender, ella o ellos, que estos días las mesas no están para matar el aburrimiento mirando el móvil o para las chácharas, sino para generar siquiera algunos ingresos a quienes están afrontando su particular fin del mundo, hay gente incalificable, contaminante, generadora de malos rollos, liante, ceniza, desaconsejada, gente a cuyo paso no crece la hierba, gente contraindicada, nociva o cansina, y uno o varios escalones más abajo, a las puertas del infierno, hay gente de piedra, porque hay que serlo para tirarte una hora ocupando una mesa con una copa de vino blanco como excusa, consumamos, si nos sentamos que sea para comer, pagar y dar paso a los siguientes, qué menos.

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