despuÉs del parÉntesis

Turismo

Pregunta razonable: ¿cuáles son los fundamentos del turismo? Porque nosotros, los canarios, somos una zona de confluencia. Entonces, ¿qué aclarar? Primer factor, quiénes. Ingleses en su fragor, las más de la veces güisqui y…; alemanes y el descubrimiento de los senderos de las islas que recorren y repiten; noruegos y el sol, la tranquilidad… Bien. Pero para ser consecuentes con lo que sucede hemos de admitir como básico el por qué. ¿Por qué nos sumamos a eso que se llama vacaciones? Varios registros se han conjeturado al respecto. Se parte de la inquietud, de la aventura. Y la aventura siempre se encuentra fuera; cuanto más lejos y más extraña, mejor. Pero esta no es la condición que se busca. Es innegable que las andanzas no son ajenas al asueto, aunque…
El conocer es otra cosa. Y se aduce: descanso para visitar. Y por un orden manifiesto. Las zonas atractivas del planeta, todo al alcance. Cierto. Un tanto por ciento elevado de los viajantes con ello se comprometen; de sectores selectos de China o Vietnam a Cartagena de Indias o Colonia de Sacramento en América. Este punto es impar, pero tampoco es definitivo. Lo mejor de las vacaciones se relaciona con el desconectar. Ni urdir paseos y más paseos por ciudades señaladas ni rastrear museo tras museo ni señalar con el dedo en el mapa los recodos en los ríos interiores de las metrópolis o las referencias precisas en puertos a considerar como el de Conpenhague o Malmö. Lo resolutivo es un territorio distinto para gozar de la otredad y descansar sin ninguna otra estima. Se cuenta la vida próvida en el allá. De lo que no escapa la gastronomía o los emplazamientos que se han de visitar por atractivos. Pero no con la tensión que vivimos en Florencia o en Roma; reducir la atención para conducir el ánimo y reposar.
¿Qué localizar en ese allí? Comodidad, profesionalidad en los diversos sectores (hoteles, servicios…), delicadeza, hospitalidad…
Nos toca, pues, la pandemia y la principal industria de Canarias resulta tocada. ¿Cómo responder? Con una cosa que condiciona la respuesta actual de Europa: la seguridad. Ese ha de ser el factor y la consigna. De ahí la absoluta responsabilidad de todos, incluso los de Santa Cruz y los de La Laguna; cuidar hasta el extremo los contagios y la relación estricta con el bichito. Una astucia manifiesta y ejemplar. Ante lo que ocurre, ahora sí, se exige un espíritu expresamente nacional.

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