asalto al capitolio

Los demócratas se preparan para iniciar el juicio político a Trump si no dimite

Varios senadores republicanos han insinuado que apoyarían el proceso para la destitución del presidente de Estados Unidos, mientras se difumina la opción de la 25ª enmienda
Suja 21

Europa Press / Diario de Avisos

Un grupo de congresistas demócratas presentarán a comienzos de la semana una moción para comenzar un nuevo juicio político (impeachment) contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a no ser que dimita o sea destituido a través de la 25ª enmienda.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, informa en un comunicado de que los demócratas “han debatido durante horas” y esperan que “el presidente renuncie de inmediato”. Si eso no sucede, los demócratas están preparados para proceder o con la destitución del presidente a través de la vigésimo quinta enmienda o una resolución de impeachment.

Si se llevara a cabo el proceso de destitución, uno de los artículos por los que se pediría la destitución de Trump sería “incitar a la insurrección”, revela la CNN. Según el diario The New York Times, Trump no piensa dimitir y se arrepiente del vídeo publicado este jueves en el que abogaba por una transición pacífica entre administraciones.

Tras el asalto al Capitolio del miércoles, los demócratas han presionado al vicepresidente, Mike Pence, para que active el mecanismo constitucional. Para ello, la mayoría de los miembros del Gobierno junto al vicepresidente deben notificar por escrito al Congreso que el presidente está incapacitado para continuar en el cargo. Las únicas veces que se ha aplicado ha sido para apartar temporalmente de la presidencia a George W. Bush por cuestiones de salud. Esta opción está prácticamente descartada, debido a la negativa de Pence y al éxodo de críticos dentro del Gabinete de Trump. La última bala que les quedaría a los demócratas para destituir a Trump, antes de que ceda la presidencia a Joe Biden es el impeachment. Los demócratas están dispuestos. Será un proceso rápido que no tendrá que ver con el otro al que se enfrentó el todavía mandatario y que se prolongó durante meses. En el supuesto de que se materialice, Trump sería el primer presidente en la historia de Estados Unidos en afrontar dos procesos de destitución y podría terminar inhabilitado para presentarse otra vez en las elecciones de 2024.

Los demócratas podrían votar en la Cámara de Representantes este mismo miércoles la admisión a trámite del proceso, pero luego habría de ser votado en el Senado, donde se necesitaría el respaldo de dos tercios del hemiciclo, por lo que sería preciso el apoyo de 17 republicanos en caso de que todos los senadores estuvieran presentes. La senadora republicana que se ha mostrado más combativa contra Trump es la representante de Alaska, Lisa Murkowski, que ha dicho en una entrevista que quiere a Trump fuera. “Ya ha causado demasiado daño” declara Murkowski a The Anchorage Daily News. En es línea está el senador por Nebraska, Ben Sasse. El líder de los republicanos en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, ha avanzado su rechazo al impeachment al entender que “dividirá más al país”. El líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, ha enviado un correo a sus compañeros en la Cámara Alta al que ha tenido acceso The Washington Post en el que se detalla que, de presentarse el impeachment, el objetivo es que no se vote antes del comienzo de las sesiones regulares del Senado, el 19 de enero, un día antes de la ceremonia del traspaso de poderes.

Michael Cohenha, responsable de los arreglos personales de Trump durante diez años, testificará contra él y su familia en relación a “malas conductas” no especificadas. “Me han pedido y he aceptado cooperar con varias agencias gubernamentales para dar testimonio sobre las malas conductas de Trump y su familia”, ha escrito Cohen en su perfil de Twitter. “Estoy haciendo esto en gran parte porque Trump y su familia han intentado, y afortunadamente fracasado, destruir la democracia de Estados Unidos”, añade Cohen a propósito del asalto al Capitolio perpetrado por simpatizantes del actual jefe de la Casa Blanca, a quien la oposición demócrata ha acusado de alentar a la insurrección. El letrado inhabilitado fue sentenciado en 2018 a tres años de prisión en el estado de Nueva York tras confesarse culpable de varios delitos, incluido falso testimonio ante el Congreso y violar las leyes de financiación de campañas. El último involucró pagos de “dinero secreto” a la estrella de cine para adultos Stormy Daniels, realizados presuntamente por el propio Cohen en nombre de Trump. Trabajó para el magnate durante más de una década y a menudo se lo describió como el fontanero de Trum,p hasta que se produjo una ruptura entre ellos. El abogado acabó vertiendo serias acusaciones en su contra en los tribunales y en el Congreso. En mayo del año pasado fue puesto en libertad de la prisión federal para confinamiento domiciliario, luego devuelto a prisión y puesto en libertad a las dos semanas. Se espera que cumpla el resto de su condena bajo arresto domiciliario.

No acaban ahí las penalidades para Donald Trump. La red social Twitter le ha suspendido definitivamente la cuenta por riesgo de que “incite a la violencia”. Debido a la tensiones existentes en Estados Unidos, “estos tuits tienen que ser leídos en el contexto de eventos más ampliados y la forma en la que las frases del presidente pueden movilizar a diferentes audiencias”.

Los mensajes de Trump cuando el ataque al Capitolio fueron borrados y le cerraron el candado doce horas. Instagram y Facebook extendieron la prohibición hasta, al menos, lo que le queda de mandato.

El presidente ha respondido a través de la cuenta institucional de la presidencia (@POTUS) y ha acusado a la plataforma de “silenciar” a él y sus votantes. Los tuits fueron rápidamente eliminados y publicados posteriormente a través del servicio de prensa de la Casa Blanca. En ellos, Trump denuncia que va “más lejos” a la hora de “prohibir la libertad de expresión”. El presidente avisa de que está desarrollando su propia plataforma y de que no será silenciado. Llama a derogar la sección 230, que exime de responsabilidades penales por el contenido de los usuarios a las redes sociales. En un tono similar se ha manifestado el hijo del presidente, Donald Trump Júnior, que ha comparado la situación con el mundo descrito en la novela 1984, de George Orwell, y ha criticado que numerosos regímenes dictatoriales tengan cuentas en Twitter y se suspenda al presidente de Estados Unidos.

Trump deslizó el viernes que no asistiría al acto de proclamación de Biden y profirió que a los “patriotas americanos” que han votado por él no se les faltará el respeto ni serán “tratados injustamente”, porque tendrán una “voz gigante” en el futuro.

En una nota, Twitter señala que las cuentas públicas “no están por encima de las reglas”, pese a su función y ha apuntado a los “terribles sucesos de esta semana” como uno de los detonantes. Para esta red social, el anuncio de no ir a la proclamación de Biden incide en la idea, que no ha podido probar, de que la elección ha sido ilegítima y que el evento es un “objetivo seguro” para planear actos violentos, porque él no estará presente. De igual modo, el uso de la expresión “patriotas estadounidenses” ha sido interpretado como una muestra de apoyo a quienes asediaron la sede del poder legislativo.

Las cancelaciones no se han limitado a Trump, sino que se han extendido a otras personas de su círculo que han difundido mensajes que apoyan la conspiración Qanon, que cree que Trump es un elegido para desmontar una trama de pedofilia integrada por las élites demócratas. Entre las cuentas suspendidas, están la de la abogada del equipo que defendía la teoría del fraude electoral, Sidney Powell, y el exasesor de Seguridad Nacional recientemente indultado por el presidente Michael Flynn, que llegó a sugerir a Donald Trump que implementara la ley marcial. Twitter ha bloqueado la cuenta de la campaña de Trump después de que esta volviera a publicar los mensajes borrados del presidente. Asimismo, Google ha congelado la aplicación de la red social Parler, usada por los simpatizantes de Trump, hasta que imponga un sistema de moderación de contenidos y Apple concedió 24 horas antes de seguir los pasos de Google.

En paralelo, el Departamento de Justicia ha tramitado otras tres imputaciones por los incidentes del Capitolio, entre las que figuran la de Jacob Anthony Chansley, conocido como el chamán de QAnon e identificado como Jake Angeli. Se han presentado cargos federales contra Derrick Evans y Adam Johnson, el que se llevó el atril de la presidenta de la Cámara de Representantes. El Departamento de Justicia explica que Chansley y Evans fueron vistos en algunas de las imágenes más icónicas del asalto al Congreso. Evans es es uno de los nuevos diputados estatales de Virginia y publicó en vivo a través de Facebook todas sus acciones dentro del Capitolio.

Los tres están acusados de un delito de entrar o permanecer deliberadamente en un edificio restringido sin la autoridad legal y de un delito de entrada violenta y alteración del orden público en el Capitolio. Johnson está acusado, además, de robo de propiedad del Gobierno. Por esta causa han sido suspendidos dos policías de Seattle.

A todas estas, el caudillo norcoreano, Kim Jong-un, describe a Estados Unidos como el “mayor enemigo” de su país, sin importar quién sea su presiente.

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