crisis migratoria

Tres migrantes mueren ahogados en El Porís al volcar la patera

Salvamento Marítimo logró ‘salvar’ a los seis niños que iban a bordo, pero luego todos los adultos se colocaron por la misma banda para subir a la Salvamar y la barca volcó
Miembros de los equipos de emergencia desembarcan de la Salvamar Alpheratz y atienden a los supervivientes del naufragio. Fran Pallero

Dos mujeres y un hombre murieron y otras 41 personas fueron rescatadas ayer del mar con vida tras volcar una patera junto a la costa del Porís de Abona, en el municipio de Arico, cuando una embarcación de rescate se disponía a recogerlos.

El aviso inicial lo dio el pesquero Fanny que, pasadas las 08.30 horas, divisó una embarcación “muy cargada” de personas a unas 2,7 millas del faro del Porís de Abona, por lo que se activó a la Salvamar Alpheratz para las labores de rescate.

El pesquero se encargó de hacer las tareas de remolque de la patera, que se había quedado sin combustible, y su primera intención fue llevarla al muelle del Porís, donde el viento y la marejada desaconsejaron realizar el desembarco.

En la operación, varios migrantes cayeron al agua y, finalmente, el pesquero, con siete de ellos que lograron ser rescatados, atracó en el muelle del Porís, con una mujer embarazada, trasladada en helicóptero al hospital, y otros cuatro afectados con hipotermia de carácter leve -más los dos fallecidos, en este caso mujeres-.

La Salvamar Alpheratz, con otros 37, se desvió hacia el puerto de Los Cristianos, en Arona, con 30 hombres, cuatro menores, una mujer y un bebé, más otra persona fallecida. Dos migrantes fueron derivados al hospital por patologías leves.

Ante la posibilidad de que haya desaparecidos en el mar, se organizó un dispositivo de rescate con dos helicópteros del Gobierno de Canarias, uno de la Guardia Civil, el Helimer y dos embarcaciones de Salvamento Marítimo. En la zona donde fue localizada la patera permanecieron desplegadas durante más tiempo las embarcaciones Salvamar Tenerife y el remolcador Punta Salinas, con el apoyo de los pesqueros Nuevo Moby Dick, Nuevo San Sebastián y Amanecer, por si pudiera haber algún náufrago más.

Con estos tres nuevos fallecidos, la cifra acumulada en lo que va de año de muertos de la conocida como ruta canaria de la inmigración asciende a 34, según las estadísticas que maneja el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

De estos, hay constancia directa de 22 fallecidos en Canarias, bien porque sus cadáveres estaban en los cayucos, porque murieron después de llegar a tierra o porque sus compañeros manifestaron que perecieron durante la travesía y fueron arrojados al mar.

El naufragio de la patera se produjo cuando Salvamento Marítimo ya había rescatado a los seis niños que iban a bordo. Entonces, todos los hombres y mujeres se pusieron por la misma banda para ser los siguientes en subir a la Salvamar y su barca volcó sin remedio.

Es el relato que trasladó a Efe uno de los testigos del naufragio, Juan Manuel Cabrera, patrón del Fanny, el pesquero que localizó la embarcación, acompañó a sus ocupantes hasta que llegó en su ayuda la Salvamar Alpheratz y, tras el vuelco, terminó recogiendo del agua a cinco supervivientes y dos mujeres ahogadas.

A las 08.35 de la mañana, Cabrera y su compañero de faena divisaron una barca a la deriva cerca del faro del Porís de Abona con lo que calcularon que eran medio centenar de personas a bordo.

El pescador explicó que rápidamente llamaron al 1-1-2, aunque “todos parecían encontrarse bien”. Les ofrecieron la poca comida y el agua que transportaban en el barco, y ellos, a su vez, “se la dieron a los niños”, indicó.

Después de que Salvamar recogiese y atendiese a los pequeños, llegó el turno de los adultos. El problema fue “que todos se pusieron por la misma banda”, pues “todos querían salir cuanto antes de la patera”, lo que provocó que la barca se volteara.

Desde su pequeño pesquero de apenas nueve metros de eslora, Cabrera y su compañero rescataron a siete personas del agua, dos mujeres ya muertas y una tercera, embarazada, que afortunadamente “volvió a la vida” gracias a que uno de los migrantes rescatados le practicó la respiración boca a boca.

“La mujer estaba virada bocabajo en el agua, la saqué y le pedí a uno de los chicos que le hiciera el boca a boca, y gracias a eso está viva”, afirmó.

Una gran angustia

El marinero asegura que fueron momentos muy angustiosos. “Les tiramos de todo, boyas, cabos… todo lo que pudimos y algunos se agarraron, pero otros no pudieron”, señaló.

Cabrera destacó, además, que les costaba mucho sacar a las personas del agua porque pesaban demasiado y confiesa la impotencia que siente de no haber podido ayudarlos a todos a la vez. “Es una pena, porque estaban todos bien. Y de verlos bien a que pasara todo eso… porque nosotros no tardamos nada, desde que vi la patera volcando, fuimos corriendo a ayudar”, continúa con tristeza.

Una vez llegó la primera embarcación de rescate, los marineros de la Salvamar Alpheratz les dijeron que ya podían irse, “pero nosotros decidimos quedarnos”. “Y menos mal”, añadió José Manuel Cabrera, ya que está convencido de que, de lo contrario, las consecuencias de este suceso habrían sido mucho más trágicas.

“Lo que he vivido yo hoy, no se lo deseo a nadie”, insistió, para posteriormente criticar la falta de actuación y de políticas de atención y asilo por parte de la Administración.

“Es muy triste pues vienen a trabajar y a buscarse la vida, pero no hay trabajo para todos y los tienen aquí tirados, sin comida y sin nada”, criticó.

El patrón del Fanny asegura que muchos migrantes llegados en los últimos meses a Canarias viven ahora en las playas y “eso está feo”. Hace un par de semanas, de hecho, Cabrera coincidió con un grupo de nueve senegaleses en una playa.
Los jóvenes le ayudaron a reparar una de sus redes de pesca, “y les di nueve bocadillos y 80 euros para que escaparan”, pero “son demasiados” y “llegará el momento en que empiecen a robar, porque no les dejan de otra”, concluyó con amargura.

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