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Comentarios al Estatuto canario

En el actual escenario envilecido y crispado de la política española, en donde reinan el guerracivilismo, los insultos y descalificaciones, el sectarismo y la exasperación gratuita, la reciente publicación de los Comentarios al Estatuto de Autonomía de Canarias, editados por el Boletín Oficial del Estado y el Parlamento de Canarias, y dirigidos por los profesores Antonio Domínguez Vila, estimado amigo y compañero en la Universidad lagunera, y Juan Rodríguez-Drincourt, de la Universidad de Las Palmas, nos devuelven la esperanza en que no todo está perdido, en que todavía es posible redimir el discurso político desde la racionalidad de la Ley y del Derecho, y en que aún estamos a tiempo de rescatar nuestro presente y conjurar los fantasmas del pasado para ganar nuestro futuro.


Se trata de una obra magna, en la que profesores de las dos Universidades públicas canarias y de otras Universidades, y especialistas de reconocido prestigio, abordan el comentario técnico jurídico del nuevo Estatuto canario artículo por artículo y casi diríamos párrafo por párrafo, elaborando un instrumento de imprescindible referencia para estudios posteriores e, incluso, como la propia obra apunta, para dilucidar con solvencia las cuestiones interpretativas que se presentan casi a diario en la dinámica política de las Islas y de sus relaciones con la Administración central del Estado. Porque, no nos olvidemos, las Comunidades Autónomas son también Estado.


El nuevo Estatuto está contenido en la Ley Orgánica 1/2018, de 5 de noviembre, de Reforma del Estatuto de Autonomía de Canarias, y la reforma que anuncia es una reforma total que alumbra un nuevo texto y deroga el anterior, el primitivo de 1982 y su reforma parcial de 1996. Sin embargo, siguiendo el criterio de otros Estatutos, se presenta como una reforma lo que es, en realidad, un nuevo Estatuto, producto de un largo proceso estatuyente no exento de tensiones y desencuentros partidistas, y de caducidades de Legislatura, que culminó felizmente hace algo más de dos años, cuando algunos habíamos llegado a creer que no se aprobaría nunca y que asuntos como la reforma de nuestro sistema electoral jamás verían la luz.


El proceso de elaboración de estos Comentarios ha igualado en complejidad al propio proceso estatuyente, porque los directores de la obra, junto a los coordinadores, los compañeros de La Laguna Salvador Iglesias e Israel Expósito, han tenido que enfrentarse a -y resolver brillantemente- la tarea de establecer unas normas uniformes de edición, distribuir el trabajo entre una multitud de autores, y controlar el cumplimiento de esas normas, de la longitud de los comentarios respectivos y de los plazos de entrega, hasta llegar al feliz resultado de un estudio académico del máximo nivel y, por si fuera poco, editado en papel, lo que en los tiempos aciagos que vivimos es de agradecer. Nuestro agradecimiento y nuestra felicitación a todos ellos por su labor, y, en particular, a Antonio Domínguez Vila y Juan Rodríguez-Drincourt por su iniciativa y por haber aceptado un trabajo de tal magnitud y complejidad.


Por desgracia, no todos los jueves tenemos el gusto de comentar una noticia tan positiva, por lo que vaya también mi agradecimiento personal a los directores por darme la oportunidad de hacerlo.

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