el charco hondo

Covid free

El primo de una amiga tiene un vecino con unas ideas curiosas, puede que algo extravagantes, raras e inviables (o no). Ocurrencias, le dicen. O no. O sí. Al parecer, está hasta los pies de los tóxicos, harto de la interminable letanía de malas noticias y horribles augurios con los que, en desayunos, reuniones, almuerzos o sobremesas, un ejército de tristes amargan los pocos ratos permitidos en el imperio de las restricciones. El vecino del primo cree que los optimistas deben recuperar el control de la situación, del país, de las conversaciones, de las tardes de cañas, vinos u otras espirituosas; y, en lo que considera una cruzada inaplazable, propone una batería de acciones o medidas para obligar a replegarse a los mustios, a la legión de cenizos que se ha hecho fuerte con la pandemia. A su juicio, tóxicos, cenizos, tristes y mustios deben ser confinados en el lado oscuro, reagruparlos al otro lado del espejo -de donde nunca debieron salir, suele proclamar-. El tipo es tajante, y firme, cree que la causa de los optimistas debe estar por encima de amistades, compañerismos o familiaridades. Defiende que se aísle a los que solo dan crédito e importancia a los peores datos, a los indicadores que desaniman o embajonan. Se lo ha tomado en serio, tal es así que a diario defiende (los viernes con un entusiasmo añadido, según cuentan) que bares, cafeterías y restaurantes tengan en sus puertas y terrazas un cartel, Covid free. Claro que lo que él propone no conlleva premiar aquellos locales que, garantizando el cumplimento de éstas o aquellas medidas, ofrezcan a sus clientes un espacio libre de contagios. El tiro es otro. El vecino del primo plantea la oportunidad de que algunos locales prohiban, con esa indicación, la entrada o presencia de amigos o conocidos que hunden conversiones y risas dando la brasa con sus charlas y alegatos sobre cepas, olas, curvas, riesgos, contagios, ingresados y otros males. Se prohíbe la entrada de tóxicos y cenizos, Covid free (esa es su propuesta). Menudo elemento, el vecino del primo. Sugiere subir la música cuando se acerquen a la terraza. Cuentan que un día fue más allá, y llegó a decir que los fundamentalistas -quienes se han autoproclamado albaceas de la inquisición epidemiológica- son individuos que antes de la pandemia no salían de casa porque no les gusta o no tienen con quien, gente que desconoce la magia de los bares, la noche, las copas y las jaranas. Qué cosas tiene el vecino del primo de una amiga. A quién se le puede pasar por la cabeza tamaña teoría, qué tipo.

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