¿Mi coche me lo robaron?

En estas noches soberanamente aburridas me persigue un sueño. Sueño que tengo varios coches, que he comprado casi al mismo tiempo, y que se me han perdido: he olvidado dónde están aparcados. El sueño se repite una noche tras otra y lo curioso es que esos coches existieron alguna vez, forman parte de los que he tenido en mi vida. La situación se vuelve perturbadora porque pocas cosas son más traumáticas que perder un coche; o al menos se trata de una situación muy desagradable. He sentido, sobre todo, la desaparición de un Mitsubishi Colt, uno de los dos modelos que tuve, hace como treinta y ocho años, el de color granate, que era rápido y muy cómodo y muy seguro, porque también era muy ancho. Se lo compré a mi amigo Francisco Hernández, el Pichote, en Hernández Hermanos, una empresa tan querida y que ni siquiera hoy existe. En el sueño explico a los demás que he perdido los coches, pero nadie me hace caso. Nadie atiende a mis peticiones de ayuda, ni siquiera la policía. La frustración de no poder hacer nada me despierta de madrugada, sobresaltado. Bueno, a Manolo Escobar se le perdió un carro, pero nunca olvidó dónde lo había dejado, sino que alguien se lo llevó sin permiso. Yo he olvidado la situación de varios automóviles en ese sueño perturbador que en estas noches pasadas de la semana de vagos y pandemia me asalta sin piedad. No sé si en los próximos días se resolverá el jeroglífico de los coches perdidos, algo que con los GPS y con todos los inventos modernos no tendría que ocurrir en estos tiempos. Pero se ve que el sueño tiene su origen en los años de rodaje de esos automóviles, en los que no existían localizadores por satélite, sino que todo era a pelo. A ver si les puedo dar mejores noticias.