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Marruecos cierra sus fronteras tras avisar la UE: “Nadie nos puede chantajear”

Estados Unidos también se pronunció ayer, llamando a que el país africano y España “trabajen juntos hacia una resolución”
crisis diplomática entre marruecos y españa u la unión europea interviene con contundencia
Un militar del ejército español y un agente de la Guardia Civil ayudando, ayer, a dos menores migrantes de Marruecos a su llegada a Ceuta. Antonio Sempere (EP)

DIARIO DE AVISOS / AGENCIAS

La policía marroquí selló ayer el paso fronterizo de Tarajal e interrumpió el éxodo migratorio que en los últimos dos días permitió la entrada en la ciudad autónoma de Ceuta de 8.000 inmigrantes indocumentados. Una decisión que se produjo en la misma jornada en que el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, avisaba al país africano de que “la UE no se dejará intimidar por nadie en temas de inmigración”, entendiendo la apertura esta semana de la frontera respondía a un intento de Rabat de presionar a España por haber acogido, aludiendo motivos humanitarios, al líder del Frente Polisario, grupo que mantiene un duro enfrentamiento con el Reino de Mohamed VI por la soberanía del Sáhara Occidental.


Otro elemento a tener en cuenta es la posición adoptada por Estados Unidos, que, si bien había manifestado hasta ahora su apoyo a los magrebíes, ayer por la tarde pidió tanto a España como a Marruecos que “trabajen juntos hacia una resolución” del conflicto diplomático. Así se expresó una de las portavoces del Departamento de Estado de la nación norteameriana, Jalina Porter, en una comparecencia ante los medios, dando a entender que la Administración Biden no tenía interés en alimentar una afrenta de estas características. En esta línea, Porter afirmó que EE.UU. es partidario de procesos migratorios “humanos, ordenados y justos” por medio de políticas bilaterales y multilaterales, así como programas para entrenar a las autoridades locales.


Desde que Rabat acometió el cierre fronterizo, las centenares de personas que durante todo el martes estuvieron concentradas frente al paso de Tarajal, aprovechando cualquier distracción policial o cualquier oportunidad para pasar la frontera, emprendieron el camino inverso, hacia el sur, tras haberse convencido de que no les sería posible acceder a territorio español. Según pudo comprobar la agencia EFE, en el último espigón que separa entre Ceuta y Castillejos -por el que penetraron miles de personas los pasados días- estaba vacío a mitad de la tarde, mientras iban volviendo migrantes desde Ceuta. De igual forma, las fuerzas antidisturbios marroquíes no permitieron a nadie acercarse al espigón, pese a los intentos ocasionales de grupos de personas de avanzar.


No obstante, a última hora tuvieron lugar algunas llegadas, fundamentalmente de menores de entre 10 y 15 años, al grito de “¡No Marruecos!”. Los jóvenes salían tiritando del agua por el largo tiempo que tardaban en cruzar de un lado al otro del espigón que separa los dos países, y por el tiempo que permanecían en las rocas frente a la playa esperando, en vano, que los militares y guardias civiles se fueran para poder entrar en España.

DEVOLUCIONES


Ante la llegada de los referidos grupos, los militares y la Guardia Civil llevan a los chicos a la zona neutra entre los dos países, donde se les practican pruebas de verificación de edad. Si son menores, se quedan al amparo de las autoridades españolas; si no, son devueltos.


Al cierre de esta edición, Marruecos había aceptado la devolución de en torno 5.000 indocumentados, cantidad que equivale a la mitad de las que entraron entre el domingo y el martes; unos 1.500 menores.

El rey se ofreció a mediar, pero sin la buena relación con el país del Emérito

Actualmente, las cosas entre la Casa de los Borbón y la dinastía alauí no son tan estrechas como lo fueron en el pasado. Las relaciones entre ambas familias se cuidaron mucho durante décadas, algo que fue muy útil para desatascar toda clase de conflictos con Marruecos. Juan Carlos solo tenía que levantar el teléfono para entenderse con Hasán. Felipe VI, sin embargo, no tiene esa confianza con su homólogo marroquí, Mohamed VI; es más frío y no le gustan los atajos en las relaciones diplomáticas. No obstante, el monarca español se ofreció al Gobierno para mediar en el conflicto.

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