
Después de más de un mes desde que las pequeñas Anna y Olivia desaparecieran junto a su padre, en lo que en estos momentos se investiga como un secuestro parental, los expertos suman a la búsqueda todo tipo de dispositivos y agentes, incluidos los caninos, que puedan dar con el paradero de las niñas.
El último ha llegado precisamente este sábado a la isla de Tenerife. Se trata del buque oceanográfico ‘Ángeles Alvariño‘, equipado con un sonar de barrido lateral y un robot submarino. Su tecnología es capaz de obtener imágenes digitales de la superficie del fondo marino y entre sus aplicaciones más comunes incluye la cartografía detallada de comunidades de los fondos marinos, localización de tuberías, viaductos o cables, la búsqueda de objetos o yacimientos arqueológicos sumergidos, entre otros.
El buque también dispone de un robot submarino, el ROV Liropus 2000, propiedad del Instituto Español de Oceanografía, capaz de recuperar objetos en el mar hasta los 2.000 metros de profundidad. Equipado con siete cámaras, puede recorrer el fondo marino, enviar imágenes en directo e incluso recoger muestras.