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La crónica

Primero, pedir disculpas a Ricardo Darín, porque lo llamé Garín dos veces, ayer. Fue un lapsus calami. No volverá a ocurrir. Segundo, como este país tiene que protestar de todo, protesta también porque vacunan a los jugadores de la Selección de Fútbol. ¿Qué quieren, que los descalifiquen si aparecen más casos de coronavirus, además del de Busquets? Los jugadores deben ser vacunados antes de que empiece la Eurocopa, aunque no les toque. Pero aquí de todo hacemos una polémica. Y, tercero, que la justicia suiza ya se ha manifestado, en los mismos términos que un juzgado español de lo Contencioso: que de sancionar a los clubes que van a montar la Supercopa, nada. Que la UEFA se quede tranquila si no quieren pagar Ceferín y su banda las consecuencias de una mala decisión. Ceferín es un cáncer para el fútbol europeo, no creo que le quede mucho tiempo en el cargo, aunque se agarran los dirigentes a él como lapas. Chupan mucho, ganan mucho dinero. A ver qué entidad, solera y conocimientos tiene este abogado esloveno para mangonear en el fútbol europeo. El otro, el de la FIFA, el calvo Infantino, es más prudente, aunque tampoco está de acuerdo con la Superliga, en la que la UEFA y la FIFA podrían entrar, tal y como dice la declaración de principios que inspira la nueva competición, que yo estoy seguro de que va a salir adelante. Como la UEFA permita que finalmente sea la justicia ordinaria la que diga la última palabra, mal asunto para la UEFA, porque la decisión sancionadora que iba a adoptar es la mayor aberración jurídica que yo había visto en mi vida. Finalmente, Florentino Pérez, Laporta y Agnelli han ganado la batalla. Y los aficionados también. Y el fútbol, por supuesto. ¿Se imaginan una Champions sin el Real Madrid, la Juventus y el Barça? Imposible y pobre. Las cadenas de televisión ni la contratarían.

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