el charco hondo

Rollos

Aquello ocurrió hace cuatro jueves, allá por marzo de 2020. Convencidos de que las pandemias son un mal ajeno (un problema de otros, cosas que ocurren a otros), desconocimiento y soberbia provocaron que un buen puñado de países desarrollados tardara en creerse lo que estaba pasándoles. Tan tarde se nos hizo, tanto costó aceptar que el problema había caído encima, que nos confinamos a ciegas. Fueron días desconcertantes, en los que la confusión nos tuvo haciendo cosas raras. Respondimos al encierro sobrevenido protagonizando estadísticas extrañas. Las ventas de papel higiénico se dispararon. En Estados Unidos la compra de rollos se incrementó en un 845%, agotándose en los estantes e incluso en Amazon. El miedo nos arrastró al súper, y allí arramblamos con el papel porque, según los expertos en marketing, una estantería vacía desata la ansiedad de consumo (euforia, pero de la mala) y los rollos nos daban sensación de seguridad. También se disparó la venta y consumo de alcohol, pero la memoria nos cuenta que fue el papel higiénico la estrella de aquellos días. Quince meses después, ahora que la vacuna nos sitúa a las puertas de la normalización se ha disparado la venta de preservativos y lubricantes -especialmente en España, más que en Italia o Francia-. Al parecer, la disminución de las restricciones ha incrementado de forma notable la presencia en determinadas tiendas especializadas de un perfil de comprador que busca productos de última generación, gente que hace acopio de esto o aquello en la convicción de que los locos años 20 que vaticinan tantos analistas los va a tener a piñón. Convencidos de que la cosa va a desmadrarse, algunos no quieren correr el riesgo de que el desmelene los pille con la caja de herramientas vacía. La pandemia que estrenamos arrasando con los rollos de papel higiénico parece que será despedida agotando las existencias de preservativos. El hemisferio sur del cuerpo protagonizó el principio del confinamiento, y ahora aspira a ser la estrella del final de las restricciones. Hay una distancia insalvable entre aquellas expectativas y éstas, entre aquellos rollos y estos, porque lo de ir al baño no es algo aleatorio, al revés, se tiene la certeza de que al papel le darás salida más pronto que tarde, no así a los condones. Comprar rollos y tener rollos suena parecido, y nada que ver. Papel higiénico y preservativos son artículos de primera necesidad, pero unos rollos se mueven en el ámbito de las certezas y los otros en el de expectativas que tienen al personal con el listón bien alto, con el riesgo de que la cosa no sea para tanto -o para tantos-.

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