en la frontera

Algo se mueve en Cuba

Las recientes manifestaciones a favor de la libertad en Cuba, aun sin ser multitudinarias, reflejan algo muy importante. La ciudadanía va perdiendo el miedo a la represión del régimen comunista y está harta de las condiciones de vida en que se encuentran. Para entender lo que está pasando es menester recordar, entre otros episodios recientes, la muerte del preso político Orlando Zapata, el desafío del disidente Guillermo Fariñas, la movilización de las Damas de Blanco, en la isla y en Miami, y el rearme moral de los numerosos presos políticos que se encuentran en las cárceles castristas.
Las manifestaciones del 11-J a favor de la libertad apuntan a que estamos asistiendo a un nuevo episodio, ojalá sea el definitivo, de la lucha por la libertad en Cuba. Al menos, en estos momentos, por sorprendente que parezca, la opinión pública tiene acceso aunque sea limitado a lo que pasa en la isla.
El mundo entero está comprobando hasta qué punto la dictadura castrista no ha sido más que un engaño más del comunismo. No hay más que ver las condiciones en las que vive la mayor parte de los habitantes de la isla. La mayoría viven en una situación de pobreza, más o menos expresa, que contrasta con la opulencia que caracteriza a los miembros de la nomenclatura del partido. No hay libertad de expresión, no hay libertad de educación, no hay libertad de prensa: no hay libertad. También está cambiando la percepción de algunos intelectuales y artistas en Europa con relación al sistema político cubano. La defensa cerrada de Diaz-Canel no parece ser ya señal de identidad del progresismo. Quienes le justifican cada vez son menos. El caso español es bien elocuente. El propio cantautor cubano, Silvio Rodríguez, histórico defensor del régimen, ahora, al calor de los últimos acontecimientos, afirma que hay que superar la erre de revolución y ser sensibles a un país que pide a gritos una evolución, agregando que es momento, el actual, propicio para revisar muchas cosas, conceptos y hasta instituciones.
Otro famoso cantante cubano, Pablo Milanés, decía no hace mucho desde nuestro país que Cuba debe avanzar con nuevas ideas y hombres nuevos porque el sol enorme que surgió en 1959 está lleno de manchas al haberse puesto viejo. ¿Qué opinará el régimen de estos dos famosos artistas que hasta no hace mucho se encargaban de cantar las loas y alabanzas del sistema político implantado por Fidel Castro? En relación con la situación de los presos políticos, el actual canciller del régimen, Bruno Rodríguez, ha sido el encargado de la defensa del castrismo. Para el ministro de asuntos exteriores del régimen, Cuba, como cualquier otro Estado soberano, no puede aceptar presiones ni chantajes. En su opinión, tanto Zapata como Fariñas no son más que agentes de los de siempre: están manipulados por los responsables de la subversión en Cuba, que ahora, según el portavoz internacional del castrismo, han puesto en marcha una gran campaña mediática para desacreditar la revolución y exagerar cualquier cosa que acontezca en la isla.
A través de internet, también los más jóvenes blogueros disidentes se han unido a la lucha. Está por ver, sin embargo, si la lucha de estos valientes hombres conecta masivamente con las aspiraciones de un pueblo que, de una u otra manera, probablemente por desconocimiento de lo que es el mundo libre, continúa aferrado a un oscuro sistema de supervivencia que los ha alienado hasta prácticamente de por vida.
En el 11-J, sin embargo, parece que se ha entonado un basta ya de carácter irreversible. Mientras, por aquí, como se ha comprobado esta semana, todavía quedan progresistas que siguen defendiendo la represión y la cárcel para quienes no se se someten a la dictadura.
En fin, esperemos que con el 11-J haya comenzado el ocaso del comunismo y de la represión en Cuba y que pronto la isla caribeña regrese a la democracia y a las libertades.

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