“Hoy es un momento de esperanza”, dijo el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, con motivo de la inauguración de los Juegos Olímpicos de 2020 en Tokio, que como todos saben se celebra un año después y arrancaron ayer por mor de la dichosa pandemia. Esa esperanza de la que nos habla Thomas Bach se expresó en un contexto desangelado, dado que cuando la tenista Naomi Osaka encendió el bello pebetero, nadie había en el estadio olímpico, más allá de algunos atletas, autoridades y periodistas -con mascarillas en todo momento-, presentes en un recinto con capacidad para albergar un total de 68.000 espectadores.
Pero cualquier apertura de unos Juegos Olímpicos son una excelente noticia al suponer, atendiendo a una tradición griega que se remonta al siglo VIII A.C., la celebración de una tregua en cualquier conflicto armado al objeto de dirimir las posibles diferencias enfrentando a los respectivos campeones de cada contendiente y así evitar derramamientos innecesarios de sangre.
Recuperada la tradición a finales del siglo XIX con el empuje de Pierre Fredy de Coubertin, más conocido como barón de Coubertin, fue Ludwig Guttmann quien organizó, a petición del Gobierno del Reino Unido, la primera competición para atletas en silla de ruedas, que se denominó Juegos de Stoke Mandeville y que finalmente dieron paso, con motivo de los Juegos de Seúl (Corea del Sur) a la competición que permite, como no podía ser de otra manera en una civilización que se precie de tal, a que los llamados Juegos Paralímpicos complementen, adecuadamente, esta fiesta de todos.
En Tokio hay una notable representación de Canarias. En total serán 23 los deportistas isleños presentes en esta fiesta de la Humanidad con mayúsculas, seis de ellos en la modalidad paralímpica, donde precisamente figura nuestra gran campeona, Michelle Alonso, ganadora ya de dos medallas de oro en 100 metros braza (Londres y Río de Janeiro) y en Tokio abanderada del equipo español paralímpico junto al ciclista Ricardo Ten.
Como hay que esperar hasta el 24 de agosto para que el afán de superación de Alonso llene el pecho de orgullo a los canarios e inspire a quienes piensan todavía que hay adversidades imposibles de remontar, otros 17 deportistas canarios llevarán la tricolor (al menos en el corazón) durante su desempeño en tierras niponas, entre ellos una figura mundial como el baloncestista lagunero Sergio Rodríguez (ganador de dos medallas de plata), así como la promesa teguestera Pedri, a quien, a sus apenas 18 años, pretenden arrojar a su espalda el peso de liderar la selección nacional de fútbol.
Suerte para todos.
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