Ahora, el delincuente nacional del entretenimiento es José Luis Moreno. Hace unas semanas, la protagonista de los programas basura era Rociíto, pero su caso ha decaído. José Luis Moreno no puede ir a la cárcel, por dos motivos: Uno, ¿desde cuándo es delito no pagar un crédito? Estaría más de media España entalegada. Son los que conceden el crédito los que tienen que exigir garantías suficientes al peticionario; digo yo. Dos, si sus créditos bancarios están avalados por el cuervo Rockefeller, yo no he visto jamás que ningún Rockefeller sea insolvente. España necesita leña para que arda y así distraer la atención de lo importante. Son técnicas de moro, aplicadas a nuestro país. Hassan II, cada vez que tenía una crisis interna, reclamaba Ceuta y Melilla; y si la crisis era muy gorda incluía a las Canarias en el paquete. El año próximo, si se celebraran o celebrasen carnavales -que Dios no lo permita-, yo me visto del comisario Villarejo. Disfraz muy barato: una cachucha y una carpeta tapándome el careto. Si vamos a ser hortera, vamos a serlo del todo. Moreno pagará la fianza (considerablemente disminuida por el juez, supongo, con relación a lo que pide la Dolores) y ya no se volverá a hablar de él en un tiempo. Se le han echado encima todos, desde el gañán que invitó a su casa con aviesas intenciones sexuales a la actriz de medio pelo que contrató y no le pagó. Hay que joder al prójimo: ocurrió con Plácido Domingo, pasó con Mario Conde, etcétera. Y Tele 5 ingresando dinero por Sálvame, cuna del mariconeo universal. Bravo por España, el más mortecino país de Europa. Y todavía escucho a gente que se siente orgullosa de ser español, con esta banda de cretinos dirigiendo el país. Yo espero que Rockefeller tire de cartera y al grito de ¡toma Moreno! solucione este desaguisado mediático que nos asola.