Por Jorge Morales
La patera localizada el jueves pasado a unos 500 kilómetros al suroeste de El Hierro transportaba a ocho niños y niñas y solo una sobrevivió a once días de dura travesía en medio del Atlántico.
La embarcación partió el pasado 15 de agosto desde Dajla, en el Sahara Occidental, con 55 personas a bordo, según los testimonios recabados por la ONG Caminando Fronteras, de las cuales 28 eran mujeres y ocho niños. Solo sobrevivieron 26.
Fallecieron 29 personas, de las cuales 24 ya no estaban en la embarcación cuando Salvamento Marítimo rescató a sus ocupantes en alta mar.
Pudieron ser 27 los supervivientes, pero una mujer de Costa de Marfil en avanzado estado de gestación murió en la bocana del muelle de Arguineguín tras una parada cardiorrespiratoria.
En la embarcación de Salvamento Marítimo que los trajo hasta tierra firme iban además cuatro cadáveres: dos mujeres de Costa de Marfil, una de entre 30 y 40 años, y la otra de unos 25; un hombre de 30 años de Mali y una niña de Costa de Marfil.
Según responsables de Cruz Roja en Canarias, la mayoría de los supervivientes presentaban deshidratación, erosiones y quemaduras a causa del sol.
“Vienen en muy malas condiciones”, sintetizó el vicepresidente de Cruz Roja en Canarias, Gerardo Santana, nada más desembarcar en el muelle de Arguineguín en la tarde noche del sábado.
Una portavoz de Cruz Roja detalló que uno de los fallecidos había perecido tras beber agua del mar y por falta de alimentación. Su mujer, que iba con él a bordo, sobrevivió.
Helena Maleno, portavoz de Caminando Fronteras, señala a Efe que no han parado de recibir llamadas “desesperadas” desde Francia, Costa de Marfil, Guinea y Marruecos, preguntando por si familiares y allegados que iban en esta patera están vivos o muertos.
Entre ellos, un hombre desde Marruecos que preguntaba por su mujer y por su bebé de ocho meses a quienes no pudo acompañar en esta travesía porque no le dio el dinero.
O el padre de la única niña superviviente, que viajaba con su madre, de quien no sabe si falleció, y si es así, trasladarse de urgencia a Canarias para hacerse cargo de la pequeña.
Algunos han podido ser identificados a través de las fotos del desembarco en Arguineguín.
Caminando Fronteras tiene constancia de dos embarcaciones neumáticas desaparecidas en los últimos días, una que partió de Tan-Tan con 42 personas a bordo, y otra desde El Aaiún con 58.
Desde este último enclave partieron a principios de agosto otras dos embarcaciones, una con 62 personas y otra que llegó a Mauritania con siete supervivientes.
Caminando Fronteras cifra en 1.922 las víctimas en 57 naufragios en la Ruta Canaria de la inmigración durante el primer semestre del año.
Periodo en el que tiene constancia además de 42 embarcaciones desaparecidas en todas las rutas migratorias por mar hasta España, de las cuales 36 en la de Canarias.
Julio y agosto “están siendo terribles”, con embarcaciones desaparecidas “cada semana”, señala Helena Maleno, quien apunta a una combinación de factores para explicar el trágico balance de la Ruta Canaria, considerada la más peligrosa del mundo.
“Normalmente” las embarcaciones que salen de Dajla “se pierden”, bien por la distancia hasta Canarias (casi 500 kilómetros), o por la impericia en la navegación de quienes las manejan; y luego está el uso de neumáticas, muchas veces “remendadas”, que no son aptas para navegar en el Atlántico.
“Cada vez están saliendo a navegar embarcaciones de peores condiciones”, apunta Maleno.
Si a eso se le une “la descoordinación” entre países y “la falta de medios y el cansancio” de los equipos de rescate “nos da la dimensión de la tragedia de derechos humanos” que se está viviendo en Canarias.
Cree la portavoz de Caminando Fronteras que “falta voluntad política para poner en el centro esta crisis humanitaria. Y faltan refuerzos”.
Helena Maleno insiste en que esta crisis “no solo es competencia del Ministerio del Interior”, sino que “tiene muchas aristas”, y que la acogida de inmigrantes es “una asignatura pendiente”.
Como también lo es, a su entender, la ausencia de un protocolo de atención a las personas que llegan a la costa y a sus familiares, similar al que se aplica en las tragedias múltiples, como una catástrofe natural o un accidente aéreo.
En cambio, se les aplica la Ley de Extranjería “en cuanto tocan tierra. Se les interroga a pie de playa, a pie de patera. Es un dolor terrible”, critica Maleno.
“Esas declaraciones hacen daño. Hay que esperar a que se recuperen”, asegura, al tiempo que reclama “otros resortes” para dar respuesta y acompañar a quienes llaman desesperados por saber de sus familiares o amigos, como en el caso de la patera encontrada a unos 500 kilómetros de El Hierro, cuando se perdía en la inmensidad del océano.
Maleno considera que quienes viajaban en ella y murieron al menos tuvieron “la suerte, entre comillas”, de ser encontrados, o si acabaron en el mar, que haya “un relato que darle a las familias”.