Releyendo a Pierre Vilar

Lo cierto es que releyendo a Pierre Vilar, el escritor que mejor ha resumido la historia de España, se me ha quitado el tedio y la depresión tan propios de la soledad y de agosto. Examinando este relato imparcial, exacto, casi periodístico, de la última etapa de nuestra historia azarosa, desde la guerra civil hasta la bendita UCD de Adolfo Suárez, insisto en lo que siempre he defendido: que la historia, la mala hora de España, se puede repetir en cualquier momento. No, por cierto, con acontecimientos armados, pero sí violentos y equivocados. Nunca aprendemos, pero es porque no leemos, no nos interesa conocer el pasado para evitar un mal presente. Cuando pienso que los programas basura, a veces disfrazados de propaganda política, captan millones de telespectadores de este país se me ponen los pelos de punta. No somos capaces de orientar nuestras vidas hacia la cultura, hacia el conocimiento y nos mantenemos a la cola de Europa en ciencia. Quizá sea por el efecto desinhibido de un país de costas, quizá porque la propia historia nuestra no ha calado en nosotros mismos porque nunca nos la enseñaron. Lo cierto es que cualquier mindundi, ya ni siquiera político sino farandulero, es capaz de captar millones de voluntades y vende más Messi y todo su fenómeno social que lo que le espera al mundo tras el triunfo talibán en Afganistán, con gravísimas consecuencias que parecen inevitables. ¿Qué puede hacer un pobre cronista de provincias para evitar el borreguismo nacional? Nada. Escribir y callar, con la esperanza de que otros de esta profesión desacreditada y empobrecida intelectualmente se entusiasmen con una dosis de realidad y reaccionen más pronto que tarde. Es verdad que en el ámbito de la cultura y el conocimiento al Gobierno de turno no le interesa que esto cambie. Porque no se comería una rosca en las urnas. Lean a Pierre Vilar por 8,95 euros en Austral. Vale la pena. Háganme caso.