Sí, pero cuando en el Parlamento de Canarias estén sentados 36 diputados nacionalistas. Entretanto estaremos en el camino que no debe ser otro, para lograr el objetivo que la unificación de aquellas organizaciones políticas que vayan por ahí. Y no escribo desde la perplejidad ni desde el derrotismo, puesto que creo que esto será posible, ya que si yo me considero un nacionalista convencido espero que así se sientan también unos cuantos miles en esta tierra. Convencidos. Lo repito y subrayo. Lo soy desde hace ya bastantes años, desde la juventud, cuando, alrededor de las Facultades de Medicina de Granada y Salamanca, entre unos y otros fuimos asimilando que Canarias era otra cosa y que necesitaba del nacionalismo porque percibíamos que nuestra tierra permanecía orillada y dejada de la mano, pensando solo en obtener subvenciones y padeciendo sumisiones
Y lo lamentable es que no solo esto era así porque los políticos ubicados en Madrid así lo disponían sino que los verdaderos enemigos y que hacían que esta tierra no caminara con altivez y sin ataduras eran distinguidos y preclaros canarios, que metidos en la maraña del poder eran aun mas depredadores que los de allá.
De ahí que el nacionalismo, desde el convencimiento, es necesario para Canarias porque si así no fuera habría que preguntar a los que lideran organizaciones nacionalistas si tienen claro que el nacionalismo es el único vehículo posible para conseguir la soberanía de las islas. Cuando sea, cuando llegue, cuando así se decida por los ritmos y tiempos de la historia.
No obstante, si hay que decir que se hace difícil aglutinar al nacionalismo canario, el comprender entre todos que el camino no es nada fácil y hacer una política nacionalista en Canarias se hace algo complicado, puesto que existe un taifismo demoledor que dificulta las relaciones de unos y otros, y mas aun cuando algunos, desde posiciones inquisitoriales, marcan el lindero de manera tajante y porque si.
El nacionalismo canario es hoy mas necesario que nunca, desenredar sus intríngulis y saber perfectamente hacia donde se quiere llegar y en que momento, debe ser el objetivo prioritario, porque el poder se tiene hoy y se pierde mañana. El nacionalismo canario merece la pena y lo que hace falta es que los que así nos titulamos lo practiquemos, y al mirarnos hacia dentro, al reconocernos, no vernos como extraños y sepamos de todas todas quiénes verdaderamente somos y no destructores de si mismos. Si esto fuera así seria lamentable.
Hay que huir de ese posicionamiento y buscar la realidad y no tapujearla con proclamas confusas y no operativas. Entendemos a los que pueden circular por el camino de la plena certeza que hacer con las Islas y que desmarcándose del resto digan que su posición es definitiva, la consecuente, los únicos amantes de esta tierra y como tales convertidos en dictadores de su futuro.
Pero el mesianismo ha tenido a lo largo de la historia sus holocaustos y muchos que han hecho caso y han estado bajo el paraguas de una lluvia de inconsecuencias se han inmolado y su sacrificio apenas sirvió de algo, mientras eso si, los lideres se quedan y otros sucumben por una idea que siendo noble no se le dio la pausa necesaria para entenderla como posible, intelectualizarla, poder explicarla y así ser asumida.
Canarias será nacionalista no por imposición, ni tan siquiera por delegación, ni porque así lo decidan unos cuantos. Canarias será nacionalista cuando la mayoría así lo disponga, y dentro de los linderos que nos movemos, que son la historia y la geografía que son los que nos van a definir como pueblo soberano y como marcadores de nuestro rumbo y destino.
Eso es lo que queremos los nacionalistas convencidos. Pero ¿cuantos somos? De momento es la duda la que nos asiste y hoy en los momentos históricos en que nos movemos, de seriedad, de plena responsabilidad, no por mas alto que se grite se nos va a oír mas; el grito despierta pero también ahuyenta. El silencio tampoco es buen consejero, pero los pueblos que se han hecho por sí mismos es porque, primero se consideraban como tales y segundo porque entre todos o entre la inmensa mayoría, decidieron que fuera así. De esa manera su voz, al hacerse grande, casi única, fue la mas perfecta definición de una decisión.
Mientras, eso sí, podremos seguir instalados en este o aquel posicionamiento desde el mas exacerbado al mas reflexivo, pero lo único que se logra con ello es retrasar proyectos, perdernos en el tiempo y la oportunidad de que Canarias sea soberana, esté en la agenda, no en la del día siguiente, sino en la de no se sabe cuando.
Entendemos en este momento crucial de la historia que Canarias u opta por un contrato confederal con el Estado o tramita, si tenemos arrestos, la independencia subiendo las escaleras que conducen a la Comisión Descolonizadora de los pueblos de la ONU. Si no se hace así, estaremos en tierra de nadie, lo que será baldío, frustrante y mas de lo mismo, alejados de una soberanía deseada.