tribuna

Ya están aquí los fondos europeos. ¿Y ahora qué?

Hace unas semanas se confirmaba que la Comisión Europea aprueba el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para España que traerá a nuestro país nada más y nada menos que 69.500 millones de euros en forma de subvenciones, de los cuales 3.400 irán exclusivamente al sector turístico.

¿El objetivo? Aumentar los mecanismos de flexibilidad para mejorar la capacidad de los países de hacer frente a necesidades imprevistas, pensados para la realidad actual, pero también para el futuro. No son fondos diseñados para “tapar agujeros”, sino para empujar a la industria en su transformación, hacerla más competitiva. Se centran en apoyar la recuperación de los países miembros de la UE, relanzar la economía incitando la inversión privada, y extraer enseñanzas de la crisis actual.

¿La realidad? Aunque en la Unión Europea muchos consideren que España es uno de los países que mejor ha aprovechado históricamente los fondos europeos para crecer, en el anterior marco financiero apenas se ha utilizado un 43% de los fondos estructurales, y, además, centrado en la Administración como promotora de inversiones y proyectos de carácter público. Esto evidencia que España es el país del Bloque que peor los aprovecha, aunque al menos en el último año hemos crecido 10 puntos. El contexto actual exige que sea la empresa privada la que proyecte y sea la Administración la que apoye para que el tejido privado evolucione, y, además, nos urge crear proyectos para llegar a aprovechar el total de las ayudas. 

Lo que está claro es que este dinero no va a entregarse sin fundamento. Existe una serie de líneas marcadas de obligado cumplimiento para todos los proyectos que busquen este apoyo europeo y que se centran en la digitalización, la transición energética hacia energías más limpias, la cohesión social y la reducción de la brecha de género.

¿Cuáles son los instrumentos con los que contamos? Son dos. El Mecanismo para la Recuperación y Resiliencia (MRR), que llegará en forma de subvenciones directas y se destinará a financiar gastos no recurrentes; y React-EU, que llegará en colaboración con las CC.AA. y se destinará a políticas de empleo, servicios sociales, sanidad, sectores más afectados y capital circulante de las empresas.

Es importante marcar que estos fondos europeos convivirán con los planes que la UE ya tenía en marcha como los Fondos Estructurales, nacidos para apoyar la reconversión económica y social y el impulso, adaptación y modernización de políticas y sistemas de educación, formación y empleo. Estos fondos, que se reparten en sexenios, no son nuevos. Entramos ahora en el sexto y como tal debemos aprender de lo anterior, especialmente en materia de aprovechamiento de recursos para que no nos pase lo mismo que en el pasado marco financiero que culmina este año, y en el que contábamos con un total de 56.552 millones de fondos estructurales de los que sólo hemos aprovechado algo más de 24.000 millones.

¿Qué necesitamos hacer desde Canarias para lograr que esta ayuda impacte en nuestra sociedad? Cooperar. Debemos olvidarnos de pensar solo en nuestro negocio, aliarnos con otras empresas para crear proyectos mayores que nos permitan ser más fuertes y tener más capacidad de negociación con Bruselas. Porque con proyectos aislados y pequeños nadie nos va a hacer caso. Y por supuesto, lograr establecer alianzas reales entre empresas privadas y administraciones públicas, creando una nueva estructura con unos objetivos comunes y profesionales expertos que verdaderamente sean capaces de gestionar estos proyectos y asegurar el tejido productivo.

Es necesario que desde Canarias reforcemos la industria turística proponiendo acciones, asumiendo retos, evolucionando y transformando, poniendo la experiencia de cliente en el centro de todo, teniendo en cuenta que si no llegan turistas a nuestras islas nuestra sociedad se muere de hambre. La cohesión social es uno de los ejes que vertebra estas ayudas, por eso es importante que las empresas y administraciones locales apuesten por el talento propio, por el empleo juvenil y la digitalización en todos sus ámbitos, y no lo hagan sólo de cara a la búsqueda de subvenciones, sino que trabajen de forma conjunta con el Gobierno de Canarias en aras de lograr que estas ayudas tengan trascendencia en el presente y el futuro.

Debemos dejar de trabajar en microproyectos y abrazar el asociacionismo, marcando objetivos comunes público-privados que construyan destino y generen energía en innovación en todos los ámbitos; dándonos las herramientas y los recursos para diseñar y ejecutar grandes proyectos concretos conjuntos, que sean verdaderamente transformadores y viables y que nos permitan ser autónomos y convertirnos en referente mundial del turismo. Y aquí, el Gobierno de Canarias debe cerrar filas en torno a los proyectos que nacen en el sector privado de las Islas, apostando por empresas nacidas aquí que empujen el sector hacia niveles superiores priorizando el talento propio y no derivando en empresas de fuera que ven Canarias solo desde el punto de vista de negocio y no piensan en la importancia de nuestra sociedad.

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