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Vamos a echar una risas

Los juicios son una fuente inagotable de anécdotas. Cuentan que un mago que asistía a una vista oral como testigo fue preguntado por el juez: “¿Jura o promete decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?”. El mago, muy serio, miró a su señoría y le contestó: “Usted pregunte, a ver”. Me contaba Ángel Isidro Guimerá, paz descanse, que en cierta ocasión defendió a un tipo que supuestamente había llamado burro al cura de Tejina. El fiscal, durante el juicio, entonces de faltas, le preguntó a un testigo si había sido verdad aquello de calificar al cura de jumento. Y el testigo, con toda la sinceridad posible, resumió: “Yo no sé si aquel hombre se refería o no al señor cura, pero allí otro burro no había”. Me facilitan una sentencia, en la que se recoge lo siguiente. Pregunta del fiscal al acusado de injurias: “¿Es cierto que usted, el día de los hechos, se cagó en los muertos de la denunciante, en toda su puta familia, en la perra de su madre y en el hijo de puta de su padre, al igual que en toda la corte celestial?”. Respuesta del acusado: “No, señor fiscal, es todo falso. Yo estaba tranquilamente trabajando en la fundición y entonces le dije a la denunciante: “Maricarmen, por Dios, ¿no te das cuenta de que me has echado todo el acero fundido por la espalda y que eso me causa una sensación muy desagradable en el cuerpo?”. Por supuesto que no olvido la ocasión en la que el periodista Miguel Tejera afirmó que Antonio Martinón, ex rector, ex delegado del Gobierno y ex mil cosas, porque ha sido de todo, tenía cara de mero a la plancha. Tejera fue denunciado y absuelto y el gran Pepe Chela escribió: “Tejera se equivocó: Martinón no tiene cara de mero a la plancha sino de besugo al horno”.

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