Yo solo digo lo que digo, no más, tampoco menos, ya, y dale, puede que no lo pillara a la primera, no sé, pero a la tercera o cuarta creo que lo procesé, vale, de acuerdo, y otra, y venga, y otra vez, y mil veces te repito que no, no lo veo, no tiene pies o cabeza importar las restricciones de países con un porcentaje de vacunados que poco se parece al de aquí, y dale, y otra, mil veces me cuentes que ahí fuera están con otra ola otras tantas te repetiré que la pandemia de los no vacunados no puede gestionarse como antes, pues, ya ves, sí, un montón, contagios a manta, ahí están los datos, ya, y subiendo, sí, y así estaremos por los siglos de los siglos, ahora, sí, claro, y después, y en 2022, y en 2034, 2047 y 2067, siempre, el virus no se irá a otra galaxia, lo tendremos por aquí, repuntes, descensos, oleajes, olas, marejada, fuerte marejada, y así, jamás se dijo que la vacuna acabaría con los contagios, sí, cierto, pero esas estadísticas las protagonizan quienes no se han vacunado sea por dudas, porque niegan lo innegable, por lentos, por esto, o lo otro, pero son ellos, los no vacunados, los que engordan el parte de guerra, hazme caso, mala cosa, peligroso, delicado lo de volver a las restricciones de hace meses, se lanza un mensaje nefasto, traslada la idea de que vacunarnos no ha servido de nada, y sí, claro que sí, y dale, y otra, y venga, pero la ola de los no vacunados debe combatirse acorralando a los que no se han vacunado, exigiéndoles el certificado COVID, negándoles los bailes, el copeteo, la normalidad que están entorpeciendo, paso, me cansé, predicar en el desierto acaba resultando cansino, y aburrido, ellos sabrán, ya nos contarán si hay o no carnaval, en la calle, claro, donde debe ser, faltaría más, y si no, y si finalmente se echan atrás y no hay calle, uf, ojo, cuidado, lo que tú quieras, yo solo digo que si prohíben el carnaval en la calle, si lo hacen, lo inmediato, lo siguiente, será que la tele o las redes vomiten imágenes de la gente disfrutando de la feria de abril, las fallas, los sanfermines o los bailes de San Juan de la Cava Baja, y si eso pasa, si no hay carnavales y a los vecinos de por acá les llegan los ecos de otras fiestas que sí se han celebrado, uf, ojo, cuidado, la gente va a cogerse un rebote que te cagas, un cabreo duradero, un enfado bíblico que lanzarán sobre los responsables de la suspensión del carnaval, pero, yo paso, me aburrí, allá ellos, que hagan lo que les parezca, eso sí, como los prohíban y en la Península celebren sus jaleos la peña va rebotarse, y de qué manera, y alguien lo pagará.