tribuna

¿Qué nacionalismo?

Por Alberto Solana

Parece que algunos se han dado cuenta que más allá de triunfalismos electorales y algún que otro artículo complaciente de amigos, el nacionalismo canario está en baja, precisamente cuando más lo necesitábamos. Las mal llamadas operaciones de renovación, que en realidad fueron, primero la escisión de Nueva Canaria y más recientemente el acoso y derribo de Paulino Rivero, instigadas, por algunos rencores viejos, no han conseguido los objetivos previstos. El PNC, en letra de su presidente, ha hecho un intento reciente convocando una convención que mezcla demasiados conceptos, autonomía, soberanismos, patria, nación… algunos de ellos tópicos utilizados sentimentalmente por quienes ven en el nacionalismo el dragón de las 7 cabezas

¿De qué nacionalismo hablamos en el siglo XXl? Estamos en un mundo globalizado, donde la independencia total es una utopía. Todos dependemos de alguien. ¿Se puede mantener hoy la actitud nacionalista unida indefectiblemente al independentismo? ¿el futuro está en el fraccionamiento de los estados? Todas las ideologías evolucionan. El socialismo aparcó la socialdemocracia (no sé hasta cuándo) y parece encontrase cómodo con un comunismo evolucionado hacia el libre mercado, tipo “comunismo capitalista o social” algo difícil de consolidar a pesar del ejemplo chino y que en nada se parece a la izquierda ortodoxa. Por el otro lado, los conservadores se llaman liberales, pero se les escapa el liberal progresismo más cerca de la socialdemocracia como fórmula centrada más cerca de las sociedades europeas al uso. Pero y el nacionalismo ¿sigue anclado en el siglo XIX o quiere defender otras cosas hoy?

Se acepta que los elementos de un “estado soberano son: el territorio, la población y el poder”. En Canarias, el territorio está bien delimitado, con una realidad Isla insoslayable, y con problemas fronterizos. La población está clara, es una sociedad de modelo judeocristiano, intelectualmente consolidada a partir de la Ilustración. Somos occidentales, universalistas, solidarios, demócratas, defensores de la libertad, el estado de bienestar y los derechos humanos. Con este territorio y esta población como ejercemos El Poder, tercer elemento. – Las palabras hoy son co-soberanía,o co-bernanza.

El alejamiento de la toma de decisiones de la población afectadas hace necesario la consideración de las identidades definidas en distintas zonas de influencia. La identidad canaria por territorio, y por población está clara. Pero y el poder. No es lo mismo legislar para Canarias que para el territorio continental. No cabe el café para todos, las competencias deben ser diferentes, adaptadas a las peculiaridades y esto es difícil de encuadrar en un estado federal, y algunos lo quieren bautizar como “multinivel”. Podíamos enumerar un montón de razones para señalar las diferencias y estatus especial de Canarias, la más especial del estado, pero basta con vivir aquí y mirar el mapa.

Existe otro aspecto fundamental a considerar. Para adquirir más cuotas de poder hay que ser capaces de ejercerlas. Sería un desastre una cuota de poder máximo sin infraestructura para desarrollar por ejemplo la defensa, los servicios de inteligencia, la infraestructura diplomática, la suficiencia financiera, los avales para adquirirla, el apoyo de otros países. El camino para adquirir cuotas de poder debe ser ante todo sensato y progresivo. Quiere esto decir que en los tiempos que corren el defender la identidad de una población, no pasa necesariamente por la independencia, entendida esta como poder total independiente. Quizás sea más inteligente adquirir el poder sobre aquellas variables que podemos ejercer y nos diferencian y existen otras que podemos y debemos compartir con estructuras nacionales o supranacionales.

¿Estamos cómodos en Canarias con nuestra autonomía? Pues parece que no. Al principio de la última legislatura del PP, la borrachera de éxito hizo surgir la España profunda y el recorte de las competencias. Justicia, Sanidad, Educación…. ¿Recuerdan?… debían centralizarse. En el pacto constitucional estaba incluido el Estado de las Autonomías y no es inamovible, es negociable, pero Santa Rita, Santa Rita… La crisis territorial agudizada por el problema catalán, el drama social consecuencia de la crisis, la corrupción…nadie puede negar que el mapa político de España está complicado y que es obligado un replanteamiento entendido como reforma y no como ruptura. Compartir el Estado se llama estado de las autonomías

En Canarias necesitamos un nacionalismo, con liderazgo y discurso. Necesitamos un partido nacionalista del siglo XXI que huya de las palabras grandilocuentes. Que se preocupe de conseguir, a través de competencias, las herramientas necesarias para lograr un desarrollo social y económico de nuestra gente. Tenemos necesidad de luchar por la igualdad de condiciones en el punto de salida, a través de una educación pública capaz, una sanidad pública eficaz, que comprometa a la inversión pública y privada para un mejor servicio a la comunidad. Una clase empresarial comprometida con nuestro desarrollo, en plural y no solo en singular, respetada y respetable. Un trabajo digno que consiga mitigar el paro. Una diversificación mirando a la Sociedad del Conocimiento, buscando cualificación e investigación, educación de alto nivel que coordine la profesional y la universitaria.

Todos estos objetivos y más figuran en numerosas listas interminables de programas políticos, estudios concienzudos de universitarios y bancos. En el REF y en el ESTATUTO, esta lo que debe obligar al Estado. Hay que reclamarlas constantemente a las estructuras nacionales y supranacionales a las que pertenecemos y eso la experiencia enseña que solo lo hacen los partidos nacionalistas, los otros lo intentan, pero sucumben a los intereses generales del partido. Cuantos más diputados o más necesarios son los votos canarios en Madrid, mejor se resuelven los temas canarios. Negar eso es negar la evidencia. La pruebas se ven cada vez que, por ejemplo, se aprueban los Presupuestos, cuando las pateras siguen llegando con silencio. Las promesas no se cumplen. La la sociedad canaria debe tener claro el mensaje y la credibilidad del discurso nacionalista y…

Lo escrito son reflexiones individuales, aportaciones a los que piensan más y mejor, pero creo que necesitamos más que nunca un nacionalismo posible y creíble. Y en este momento esas condiciones no se dan.

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