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Una Navidad lejos del que ha sido su hogar 41 años en Santa Cruz de Tenerife

Francisco, uno de los vecinos desalojados en La Ermita por riesgo de derrumbe, cuenta lo “duro” de estas fechas

El miércoles pasado hizo una semana que los vecinos de las viviendas 9, 11 y 13 del Camino de La Ermita, en el barrio de la Salud, en Santa Cruz de Tenerife, fueron desalojados por riesgo inminente de desprendimiento del talud que se encuentra sobre sus inmuebles. Desde entonces, y gracias a Viviendas Municipales, se encuentran en pisos de alquiler en otras zonas de la ciudad. Sin embargo, los afectados no lo están pasando bien, sobre todo, por la época en la que les ha tocado vivir esta situación.

Francisco es uno de ellos. Tiene 63 años y vive con su mujer, uno de sus tres hijos, y la pareja de este. Cuenta a DIARIO DE AVISOS que está “jodido” porque echa mucho de menos su casa, que construyó con sus propias manos hace 41 años, con su mujer y sus hijos.

“A pesar de habernos llevado todas las cosas, esta no es mi casa, y no nos sentimos bien. Son muchos años viviendo allí. La hicimos desde cero porque solo había un cuartucho y un par de cuevas y la fuimos haciendo poco a poco, con mucho sacrificio”, narra Francisco.

Dice que “al principio venían oficiales para poner los bloques”, pero que con el tiempo se puso a trabajar en el sur y aprendió a “encalar y a hacer de todo”.

Este vecino del Camino de la Ermita es marino de profesión. Estuvo 32 años trabajando para una empresa de transporte marítima de las Islas, y comenta que todo lo que ganaba era para fabricar su casa. Por eso, ahora que se ve sin ella, se siente “muy abatido”.

A esta sensación se suma la “impotencia” que siente al comprobar que no se ha empezado a trabajar para rehabilitar el talud, cuyo informe técnico desveló, el pasado mes de noviembre, que existían algunos bloques de medio tamaño que estaban desprendidos y sujetos solo por la malla existente, que algunos tramos de basalto estaban fisurados y con riesgo de caer, y que había tramos de malla y pantallas que se encontraban en mal estado y con restos provenientes del propio talud.

“Tanta prisa que tenían para desalojarnos porque el riesgo era inminente, y porque tenían que empezar cuanto antes, y ahí no están haciendo nada”, relata este vecino, que asegura que les han “mentido” y que cree que los trabajos comenzarán “después de Navidad”.

Francisco es una persona positiva, pero reconoce que se siente triste. “No está siento fácil, y eso que tengo paciencia e intento llevar las cosas bien, pero ahora te toca esto, en estas fechas, y te llega muy al corazón”, indica.

¿Donde van a pasar las fiestas? En el nuevo piso, pero sin sus otros hijos y sin sus nietos. Dice que “la cosa no está para fiestas, y menos con la COVID”, a la que no quiere exponer a su mujer, que está enferma, y a la que anima cada día porque está muy sensible.

¿Su deseo de año nuevo? Lo tiene claro. Salud y volver a casa lo antes posible.

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