el charco hondo

El espacio que ocupas (1)

En un artículo publicado días atrás —El espacio que no ocupas, lo tituló— Isabel Coixet recuperó algunas de las escenas que, cinematográficas o no, proponen el dilema de los territorios compartidos, espacios en los que si no converges y creces, pierdes. Situaciones como las de la mujer finlandesa y el minero en Compartimento número 6, o Jack Nicholson en Wolf (meando en el suelo de un baño para marcar territorio, después de haber sido mordido por un lobo), valen como ejemplos —según Coixet— para caer en la cuenta de que en la vida o la política el espacio que no gestionas hábilmente lo ocupan otros. En España ese espacio siempre fue el centro, y continúa siéndolo. El centro es el recorrido más corto hacia la centralidad que permite, en primer término, incrementar los apoyos electorales, y, en el día después, negociar con ventaja cuando el reloj marca la hora de los pactos. Saben PSOE y PP que el espacio propio suele ser amplio, pero rara vez suficiente. De ahí la necesidad de, una vez movilizados los habituales, ganar, apuntalar o recuperar el centro (un terreno más sociológico que ideológico, movedizo). Y, partiendo de esa premisa, también de ahí que con Pablo Casado cada vez más eclipsado los estrategas Sánchez y Ayuso empiecen el año como acabaron el anterior, intentando ocupar lo que podría catalogarse como el centro epidemiológico, ese espacio donde gente de derechas o izquierdas empatizan con gobiernos que encaran la recta final de la pandemia apostando por restricciones blandas, tapas y cañas. Sánchez quiere ocupar el espacio que Ayuso ha ganado abanderando bocadillos de calamares, conciertos y cenas de empresa. El presidente necesita desmarcarse de medidas antipáticas y Ayuso defender su espacio para tener opciones, en su mal disimulada intención de liderar el PP global. Esa batalla por el centro epidemiológico protagonizará los primeros meses de 2022, continuará contaminando la estrategia de Sánchez frente a la pandemia; pero según avance el año el virus irá perdiendo fuelle, y a idéntica velocidad incrementará protagonismo la economía. Será el bolsillo, no el COVID, el factor que más pesará cuando se abran las urnas autonómicas y locales (primero) y generales (después). En Moncloa estarán haciendo ese cálculo. No van a renunciar al espacio que ha ocupado Ayuso, pero son conscientes de que más pronto que tarde la economía pesará más que los sacrificios o libertades epidemiológicas. Cuando ese momento llegue, en apenas unos meses, la gestión de la recuperación —y de los fondos— será el elemento principal, la llave que fortalezca o debilite a Sánchez, y al PP, sea con Ayuso o con lo que quede de Casado.

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