A lo peor resulta que Putin es un nuevo Hitler, no se sabe. Y puede que los chinos, contagiados de la euforia, invadan Taiwán. Bueno, ya tenemos al mundo en guerra porque el ataque contra Ucrania por los rusos se ha consumado. Escucho muchos análisis, pero no me convence casi ninguno. Lo que menos nos interesa, tras la pandemia, es una guerra. Me da que mucha gente loca está gobernando el mundo y yo echo de menos líderes fuertes en el mundo occidental. De momento, la OTAN no puede actuar, porque Ucrania no es miembro de la alianza atlántica. Otra cosa sería si Putin se atreve a tocar a Polonia, que no creo. Entonces la habríamos liado. Es una pena este conflicto, tras la sangría de la pandemia de covid, aunque la guerra es una ruina siempre. Y parece mentira que en el siglo XXI existan dirigentes que pongan en peligro la vida de las gentes a las que gobiernan. Porque este conflicto lo trastoca todo: la economía, el petróleo, el gas, el fútbol, el turismo, todo. Vamos a hacer otra modesta llamada a la sensatez y a que pare todo esto, que no conduce a nada. Parece mentira que Rusia se haya atrevido a dar un paso que le va a costar caro, porque a partir de ahora sus nacionales no van a estar bien vistos en ninguna parte del mundo y su economía se va a resentir. Putin se ha vuelto loco y ha actuado como lo que fue: un agente del KGB. Falta ver si el Ejército le va a seguir o se producirá una ruptura, porque muchos rusos no están de acuerdo con la decisión tomada. Al menos es lo que se trasluce de algunas opiniones publicadas en medios de comunicación de la propia Rusia. Pero ya se sabe que a Putin no le gusta que lo contradigan. A ver si va a empezar ahora la caza al periodista. Y de ese personaje no me extraña nada.
