al golpito

Nostalgia de un pasado cultural

Hoy me viene a la mente recuerdos imborrables de una parte de mi infancia asociada al mundo de la cultura a través de muchas personas que en su época marcaron todo un referente en el mundo de la cultura y arte en el Archipiélago canario, pero también a nivel nacional

Hoy me viene a la mente recuerdos imborrables de una parte de mi infancia asociada al mundo de la cultura a través de muchas personas que en su época marcaron todo un referente en el mundo de la cultura y arte en el Archipiélago canario, pero también a nivel nacional. Nunca podré olvidar lo que fue en los años sesenta el Círculo de Bellas Artes, con casi 100 años de historia cultural; ubicada en la Calle del Castillo (Santa Cruz de Tenerife). Muchas fueron las tardes y noches que estuve rodeado de excelentes poetas, pintores, novelistas, ensayistas, dramaturgos, periodistas, profesores y socios de esta institución cultural. En aquella época el presidente de la mencionada entidad cultural tinerfeña fue Antonio Lecuona Hardisson, hombre culto y con un brillante palmarés de reconocimientos institucionales y sociales.

Por otro lado, no oculto me satisfacción de haber conocido a destacadas figuras del arte y la cultura de aquella época como fueron: Antonio Lecuona Hardisson; Leopoldo de la Rosa; Domingo Pérez Minik, Pedro García Cabrera, Eduardo Westerdahl, Eduardo Camacho, Eloy Díaz de la Barreda, Juan Cruz, Luis Alemany, Alberto Omar, Emilia Mesa, hermanas Tinaut, Manolo Sánchez, Jesús Ortiz, Raúl Tabares, Pedro González, Máximo Escobar, Juan Ruano, Teodoro Río, Francisco Bonín, Antonio González Suárez, Toribio, Maribel Nazco, Dimas Coello, Fernando Torres, Andrés Pérez, Faraudo, Fernando Delgado, Marisol Marín, Susana, Enrique Lite, Emeterio Gutiérrez Albelo, Rafael Arozarena, María Belén Morales, M. Martín Bethencourt, etc.

Las tertulias de aquellos eruditos de las distintas ramas de la ciencia, cultura y arte que se llevaban a cabo en las tardes-noches en la entrada principal del Circulo de Bellas Artes, me embriagaban y me seducían entre la admiración y respeto hacia aquellos intelectuales. Cierto es, que yo era todavía era un adolescente e ignorante de aquellas tertulias profundas y amenas. Del mismo modo, en aquella época, la sala de exposiciones de tan digno santuario cultural se engalanaba con las firmas de grandes maestros, donde pude contemplar durante algunos años múltiples exposiciones de distintos estilos de la pintura artística entre el óleo y la acuarela, entre lo abstracto y lo figurativo.

También, para mi deleite, pude ver y escuchar conciertos en la parte superior del Círculo de Bellas Artes y obras de teatro. Tampoco puedo olvidarme de Susana, una gran mujer cuya misión y responsabilidad era controlar todos los actos culturales y ártitisco que se realizaban en el Círculo de Bellas Artes.

Sin duda, fueron años de aprendizaje, de enriquecimientos culturales y sobre todo, por conocer a tantas personas que he citado más arriba, donde todos ellos/as, me transmitieron valores y conocimientos de un futuro prometedor para la belleza del arte y la cultura. Hoy nada es igual, pero la huella del pasado cultural y artístico que dejaron aquellos talentos en cada rincón del Círculo de Bellas Artes, sigue siendo la columna vertebral para que el histórico edificio siga en pie.

TE PUEDE INTERESAR