Empezaríamos este podcast en ruso. No porque nos pasemos al bando del Kremlin, sino por comenzar con la voz de Vladímir Putin. Ayer se dirigió directamente a las tropas ucranias, a las tropas de otro país, para decirles lo siguiente: “No permitáis que los neonazis usen a vuestros hijos, mujeres y ancianos como escudos humanos, tomad el poder. Nos será más fácil pactar con vosotros que con esa banda de drogadictos y neonazis en Kiev que tienen como rehén al pueblo ucraniano”.
Si los envenenamientos a opositores, las torturas a periodistas, el encarcelamiento de manifestantes, las ciudades arrasadas a sangre y fuego, las atrocidades cometidas en el este de Ucrania, en Grozni, en Georgia, si nada de eso fue de ayuda, al menos estas palabras sobre el Gobierno que lidera Volodímir Zelenski servirán para dar cuenta de con quién han tratado de dialogar Estados Unidos, Reino Unido y los europeos durante meses para disuadirle de ocupar Ucrania.
Cuando tuve la ocasión de entrevistar a Anne Applebaum, que es posiblemente la historiadora que más páginas ha dedicado a la Unión Soviética y Rusia, y una de las periodistas que mejor conoce los mecanismos de poder en Moscú, ya me puso sobre aviso. Con Putin solo funcionará la mano dura. Sanciones contra su círculo y armar hasta los dientes a la resistencia ucrania, si es que no queremos meter botas sobre el terreno.
Hemos visto que europeos, británicos y americanos han descartado esto último. Hemos apostado todo a castigar económicamente a Rusia. Lo hemos hecho con el miedo muy presente a que nos suba la tarifa de la luz, el precio del combustible, etcétera.
Está claro que medidas como el bloqueo alemán del Nord Stream 2 son un duro castigo. Que las sanciones contra su sector financiero, contra los oligarcas o contra parlamentarios son un avance. Pero es comprensible que los ucranianos se hagan ciertas preguntas. ¿Han servido para que dejen de sonar las explosiones en Kiev? ¿Para que se vayan los tanques rusos? ¿Para que depongan las armas? ¿Para que renuncien a los actos de guerra contra civiles?
Las imágenes que nos llegan, las historias que nos cuentan, el envío de tropas chechenas, la artillería pesada en el país y los insultos al presidente electo de Ucrania no nos hacen pensar que Putin vaya a parar. La cuestión es cuál es el siguiente movimiento. Porque Putin no se conformará con Ucrania.
Por Jorge Raya Ponds