Europa, descuidada en asuntos de defensa, tiene otra papeleta difícil: los refugiados ucranianos que vienen, en una época difícil para su economía. El otro día dije que en Putin hay otro Hitler y no me quiero apuntar el tanto pero es la comidilla en todas las crónicas que leo. Hay un nuevo dictador, esta vez en Rusia, que no sólo es capaz de envenenar a opositores o hacerlos desaparecer y de matar periodistas sino también de invadir un país por miedo a que se adhiera a la OTAN y facilite el acercamiento del supuesto poder occidental a Rusia. A Europa la ha cogido Putin con la guardia baja y con sus presupuestos militares por los suelos. Sin embargo, Rusia se ha rearmado. Y los Estados Unidos están dirigidos por un señor decrépito que para mí no se entera bien de lo que está pasando. Ha tenido mala suerte USA con los últimos presidentes: un loco y un viejo. Y no es país para viejos. Las amenazas de Putin a Suecia y a Finlandia son asimismo intolerables. Les pide, o más bien les amenaza, para que no se adhieran a la OTAN, por las mismas razones que Ucrania. ¿Los va a invadir también? Europa debe espabilar y su brazo armado, que es la OTAN, tiene que crear un ejército permanente porque ahora sí que hay peligro. Rusia ha roto las hostilidades y es de esperar que China no lo haga con Taiwán, en una crónica que casi está escrita. Las únicas que pueden impedir la invasión de Taiwán por China son razones económicas y comerciales con el resto del mundo. Algunos están hablando de la tercera guerra mundial, que hasta ahora no era convencional y ahora se ha tornado en batalla sobre el terreno, con muertos, refugiados y agresiones territoriales. Putin va a pasar a la historia como un demente, como un individuo peligroso. Pero la gran pregunta es lo que va a hacer Europa.