tribuna

Venezuela no es Cuba, España no es Venezuela

La introducción del socialismo en Venezuela no fue por casualidad, no respondió a unos hechos espontáneos, sino que atiende a una estrategia orquestada durante muchos años. Por eso, se hace necesario, en primer lugar, para comprender cómo en uno de los países más ricos del mundo en reservas naturales vive ahora la población en general, que no sus dirigentes, en una absoluta pobreza, lo que es el Foro de São Paulo. Las guerrillas marxistas de América latina, sufragadas por la Unión Soviética y entrenadas por Cuba, como el Partido Comunista Sendero Luminoso en Perú, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Méjico, el Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua, Las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), y el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros en Uruguay se encargaban de los estragos en sus respectivos países, tratando de imponer por la vía criminal las ideas de Marx. Sin embargo, en noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín, aquel que servía para que los ciudadanos del régimen comunista no huyeran al lado capitalista. Eso supuso una pérdida importante de financiación soviética a las mencionadas bandas criminales, pues el Estado soviético ya comenzaba a colapsar desde 1987. Por eso, se busca la vía a través de un joven marxista sindicalista y carismático como era Lula Da Silva en Brasil, que organiza en 1990 el I Foro de São Paulo al que, es bueno recordar, asisten conjuntamente todos los guerrilleros marxistas, los sindicalistas y todos los líderes comunistas de Latinoamérica.

Comienza desde entonces el acceso al poder, a través de las elecciones, de las ideas marxistas. El cambio de estrategia surge de una reunión de criminales. Algo similar a lo sucedido en España con ETA y Bildu. Sus ideas no han cambiado. Solamente han manipulado la democracia para llegar al poder y, desde él, imponer el socialismo que ahora, por ejemplo, sufre Venezuela. Los venezolanos en 1998 decían a los cubanos que advertían que Hugo Chávez tenía el mismo discurso que Fidel Castro: “Venezuela no es Cuba”. Es de suponer que en muchos países se oye “eso aquí no va a pasar”. No obstante, en lo que no cayeron los venezolanos es en la nueva táctica.

Ya no se trataba de guerrillas de refugiados en el monte, sino de ganar elecciones utilizando otro arma: la falsa superioridad moral por la que el socialismo tendría una hegemonía intelectual y cultural sobre el resto de las ideas. Para ello era necesario hacerlo en todos lo ámbitos: en el cine, en la escuela, en el teatro, en la música, en definitiva, en todos los ámbitos, incluido, en la Iglesia.

A partir de dicho Foro es cuando surge el populismo que llevaría la tragedia a Venezuela. Se ofrece la gratuidad de todos los servicios y el desprestigio de las instituciones, siguiendo el mismo manual allá donde se ha implantado esta ideología, y, sobre todo, se procede a fomentar el odio, dividiendo a la sociedad. Únicamente hay algo igual o más poderoso que el amor, y no es otra cosa que el odio.

El primer éxito del mencionado Foro es la colocación de Hugo Rafael Chávez Frías como presidente de Venezuela, quien previamente en 1992 había protagonizado un golpe de Estado. Un criminal al frente del país siete años después de alzarse en armas contra el gobierno de éste. El petróleo venezolano vino a sustituir lo que ya el régimen soviético no podía sufragar a Cuba. Ello nos lleva a cuestionarnos si, caído el precio del petróleo y expoliada Venezuela, será el dinero del narcotráfico de Colombia a través de las FARC y de Bolivia, quizá a través de los propios dirigentes, lo que permita seguir implantando esta ideología.

Así, de ese Foro de formaciones que secuestran, torturan y asesinan, han salido los gobiernos de Latinoamérica, y cada día, este régimen tiene más fuerza y se va implantando en otros países tales como Méjico con Andrés Manuel López Obrador del Partido de la Revolución Democrática (PDR). Una vez más, se pervierte el calificativo de “democrático” para alcanzar el poder y destruir la democracia para implantar el totalitarismo socialista. Emulando a Mario Moreno “Cantinflas”, mucho de los miembros del tantas veces mencionado Foro podrían decir “no me falte el respeto, no soy cualquier cosa, soy el acusado”.

Los venezolanos ya no se burlan de lo que los cubanos les advertían. Más bien lloran por el genocidio que sufren. Muchos dirán que España no es Venezuela pero, recordarán acaso aquello de nosotros no somos Cuba. Lo que no debemos olvidar los demás es que el socialista no razona, se lleva por los sentimientos, y sus ideas son su pasión. La razón les diría, con solo utilizarla un poco, que no hay país gobernado por el socialismo que haya progresado. La pasión, en cambio, les consuela con el “menos mal que no gobierna la derecha.

*Por Pedro González Delgado

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