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La crisis en Europa

La única forma de que la invasión de Ucrania se detenga es castigar a Putin con la economía. No existe otra forma de parar a la primera potencia nuclear del mundo, que invade a un país indefenso y sin apenas ejército. Las tropelías que Rusia está cometiendo en Ucrania eran impensables para Europa y para el siglo XXI. Pero ahí las tienen. Se repiten imágenes de la segunda guerra mundial, cuando Hitler, igual de loco que Putin, se dedicó a romper el estatus quo existente, a matar judíos y a romper fronteras. Putin comete otras tropelías más modernas: bombardea centrales nucleares, creando peligro a millones de personas y vulnerando las más elementales reglas de la prudencia. Esto es un desastre para el mundo, pero ahí está el dictador ruso poniendo en un brete económico a su país, que no se entera de la misa la mitad porque lo mantiene absolutamente desinformado. El que se postulaba como creador de la Rusia moderna, admirado dentro de sus fronteras, se revela ahora como un dictadorzuelo de aldea, capaz de vulnerar de forma flagrante el derecho internacional, nada menos que invadiendo un país. ¿Cómo se para esta guerra? Pues aislando a Rusia, cortándole cualquier flujo económico e impidiendo el enriquecimiento en el exterior de sus jerarcas, de los amigos de Putin, de los que le han hecho millonario. Porque Putin no le ha devuelto la dignidad a Rusia, sino lo que ha hecho es meter a Rusia en un lío, del que ahora no sabe cómo salir sin sufrir un gran daño personal y político. Una vez más, el nacionalismo disparatado rompe la paz, lo cual es todavía más fácil si existe un personaje con poder que echa leña al fuego. Europa vive su mayor crisis desde la segunda gran guerra. Con un conflicto que coge despistada a la llamada Europa Unida. Unida sí, pero parece que sin mucho poder.

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