tribuna

A Feijóo le falta un agua

En poco tiempo el PP ha pasado de la crispación a la bisoñez, del atolondramiento a la inexperiencia. Esto es lo que se deduce del argumentario resumen de la reunión de ayer. Feijóo no ha aterrizado todavía en esto de la alta política, no entiende, le falta un hervor. Yo creo que esta conclusión ya estaba preparada de antemano porque siempre hay que acusar al enemigo de aquello en que te supera. En fin, ya estamos acostumbrados a los relatos de Moncloa, más cercanos al realismo mágico que a loa realidad. Hace el tiempo que el PSOE habla para la parroquia, sin tener en cuenta que eso no le basta, que existe otra ciudadanía que no traga lo que va en contra de toda evidencia. Esto sería también de aplicación a esa vieja guardia desencantada y harta de que el desparpajo de la juventud la llame caduca y obsoleta. Lo cierto es que Feijóo ha sacado, para la opinión pública, mayor renta de la reunión que la que haya obtenido Sánchez con su intento de descalificación. Tengo que reconocer que ayer no era un día bueno para el presidente. Por la mañana se había quedado como Gary Cooper, solo ante el peligro, pero sin ser Gary Cooper. Por la noche, el astuto rey de Marruecos se lo llevó al desayuno del ramadán sin que de su boca ni de su pluma saliera nada que garantizara la integridad territorial, que parecía ser el objeto de su encuentro. También es cierto que en Marruecos no son bobos y que, por más que se diga que la PNL no es vinculante, lo que se votó ayer en el parlamento no le da garantía de estabilidad a nadie, porque un giro, que no se reconoce como tal, puede ser sustituido por otro en cuanto los vientos cambien de dirección. No olvidemos que vivimos en un país democrático y, a todos los efectos, las decisiones parlamentarias conforman eso que se llama la soberanía popular y que algunos no parecen entender. Se diga lo que se diga y se haga lo que se haga para maquillar el fracaso, el presidente llevaba a Rabat, en su valija diplomática las señas de su inestabilidad, y así no puede ser. Por eso dice que Feijóo es un bisoño al que le queda mucho por aprender. Como siempre, en la huida hacia adelante que inauguró desde el día en que fue investido. Lo que ocurre es que cada vez se nota más. La sensación es que estamos en un barco donde los maderos empiezan a crujir de forma alarmante. El capitán se asoma al castillo para decirle a los marineros que no pasa nada, pero sí que pasa, y esto lo saben en España, en Rabat y hasta en la China popular, como decía Carod Rovira. Aquí en las islas las cosas son como son y la mayoría piensa que es preferible que en el Sahara se mantenga la indefinición a que se abra una reclamación de soberanía por parte del reino alauita. El presidente Torres miente al decir que todo se hará bajo los auspicios de los acuerdos de Naciones Unidas, porque ese era el contenido de lo que ayer fue aprobado en el Congreso de los Diputados con el voto en contra de los socialistas. La sensación es que en cualquier momento te pueden vender por un plato de lentejas. Por lo demás la cosa está tranquila, como le dicen a la señora baronesa en la canción. Era verdad que las gasolineras iban a tener problemas para recuperar los 20 céntimos de descuento por litro despachado, nadie se fía de que el IPC vaya a bajar en un tiempo moderado ni que vayan a durar los parches sor Virginia que le han puesto a los agentes sociales para calmar temporalmente el descontento. Mientras tanto, cenaremos un cuscús sin carne de cerdo, para demostrar que estamos en la línea de los triunfos.

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