Llegamos a este 30 de mayo tras una intensa andadura de cuatro décadas de autogobierno en Canarias. La aprobación del primer Estatuto de Autonomía, en agosto de 1982, y la constitución del Parlamento Provisional de Canarias pocos meses después su puso el inicio de un camino repleto de obstáculos que, sin embargo, los canarios y canarias hemos sabido superar con paso firme y decidido, desde la certeza de que solo mediante mayores cuotas de autogobierno lograríamos una Canarias mejor.
Cuarenta años después, es necesario valorar esa labor responsable que los primeros hombres y mujeres de la historia de nuestra autonomía realizaron desde su compromiso con la necesidad -más bien urgencia- de “fijar las pautas del futuro, iniciar la bóveda del edificio autonómico”, en palabras del presidente Pedro Guerra Cabrera. En esta décima legislatura podemos decir, sin complejos ni ambages, que hemos vivido la etapa de mayor prosperidad de la historia de Canarias. Han sido cuarenta años en que hemos ido construyendo un ambicioso espacio de convivencia, tolerancia y respeto, fortaleciendo un sistema de garantías y libertades resultado de un esfuerzo compartido por varias generaciones de personas con profundas convicciones democráticas.
El inicio de este periodo fue la fase posterior a una difícil pero valiente transición protagonizada por todo un pueblo, el pueblo español, atendiendo y respetando la voz de cada una de las comunidades en el constructivo proceso de nacimiento del Estado de las autonomías, que reconocería también las singularidades de Canarias.
La reforma estatutaria de 2018 viene a reforzar ese fuero, destacando nuestra particular posición como región ultraperiférica, la proyección atlántica de Canarias y su especial ámbito marítimo, así como su dimensión europea. Se actualiza el Régimen Económico y Fiscal, aparece un nuevo sistema electoral que combina circunscripciones insulares con la regional, se fija la posibilidad de disolución anticipada y, como aspecto muy relevante, el nuevo Estatuto canario es el único de toda España que suprime por completo los aforamientos.
Quiero destacar, en este sentido, la importancia del acuerdo adoptado por la Mesa y Junta de Portavoces del Parlamento de Canarias en sus reuniones mantenidas en la sede Senado el pasado 19 de mayo, en virtud del cual se instará a su Mesa y a la del Congreso a articular mecanismos conjuntos que garanticen a la Cámara regional el ejercicio de sus competencias en los procesos que afecten al REF. De este modo, desde el Parlamento tratamos de evitar que se repitan situaciones como las generadas en relación a la ley de medidas contra el fraude fiscal o el decreto ley sobre medidas en fiscalidad energética. En definitiva, se trata de continuar por la senda de una Canarias más fuerte y menos dependiente, en la línea del trabajo de estos cuarenta años. Es esta conmemoración, también, un momento perfecto para la reflexión, para hacer balance, valorar los logros, aciertos y fortalezas pero, también, identificar las debilidades y corregir errores. No podemos perder esta oportunidad de marcar el rumbo que necesita Canarias, porque son muchos los desafíos que quedan por delante. Hoy es una realidad la madurez y solidez de las instituciones democráticas de Canarias y de España. Es también ahora cuando debemos permanecer especialmente atentos a las señales que apuntan a un deterioro de la convivencia.
Frente a ello, mantengámonos del lado de la concordia, del entendimiento y del diálogo, sin dejar ni una grieta por la que pueda colarse la mínima crispación, el enfrentamiento, los cuestionamientos al sistema de valores democráticos. Nos encontramos superando una pandemia que nos ha puesto a prueba a las sociedades de todo el mundo. Ha quedado demostrado que Canarias y sus instituciones han estado a la altura; se ha constatado la capacidad de Canarias de reinventarse ante uno de los mayores retos vividos en su historia, el más complicado de las últimas décadas. Lo hemos visto también con el volcán de La Palma: hemos visto, nuevamente, cómo la unión hace la fuerza, cómo Canarias se crece ante las adversidades, cómo Canarias entera ha sido La Palma en esos durísimos meses y también ahora, cuando más necesario resulta, en pleno proceso de reconstrucción.
Continuemos aspirando a una Canarias mejor. Pensemos, imaginemos esa Canarias que queremos para los próximos cuarenta años y trabajemos día a día hasta alcanzarla. Feliz Día de Canarias.