Para alguien no acostumbrado a recibir honores, como soy yo, ha sido emocionante -y estoy muy agradecido- que el Real Casino de Tenerife, con su presidente Miguel Cabrera Pérez-Camacho al frente, me haya nombrado Socio de Honor de esta noble institución. Estoy, repito, muy agradecido a la junta directiva y a la gerente, Raquel Gutiérrez, que se hayan acordado de mí en la recta final de un veterano periodista, que siempre ha sido políticamente incorrecto (de ahí precisamente la ausencia tradicional de honores hacia mi persona. Jamás los pido). Pero este nombramiento me ha emocionado porque mis vínculos con el Real Casino de Tenerife (yo siempre lo denomino como Casino de los Caballeros) han sido muy estrechos, muy cercanos y muy desinteresados desde hace muchos años. Y la forma espontánea en que me han concedido este honor me llena de emoción, como así se lo he trasladado a Miguel Cabrera, con el que me unen muchos años de amistad, que ha sido profesor de mis hijas en la Universidad y que en política siempre dio ejemplo de honestidad y de trabajo admirables, como lo está dando en el Real Casino de Tenerife. Voy a disfrutar de este nombramiento por la unanimidad con que fue otorgado y porque el Real Casino es una de las instituciones de las que Tenerife debe sentirse orgulloso. Ya digo que mi forma de ser, mi condición de hombre libre y de pensamiento y expresión también libres, y mi capacidad crítica, me aleja de galardones, pero este me llena de alegría. Muchas gracias y procuraré hacerme acreedor a la distinción, que estimo en todo su valor. El Real Casino sabe que puede seguir contando con la colaboración de este periodista de provincias, muy poco acostumbrado a los agasajos y a los honores.