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Tenerife lidera la personalización del tratamiento de la leucemia infantil

Profesionales del HUC crean un proceso que mejora la eficacia de la medicación y la supervivencia del paciente y reduce la toxicidad asociada y un potencial ingreso
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De izquierda a derecha, Fernando Gutiérrez, farmacéutico y jefe de la Unidad de Investigación del HUC; Macarena González y Ana Belén Caparros, pediatras oncohematólogas. DA

Profesionales del Hospital Universitario de Canarias (HUC) lideran un programa para la personalización del tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda (LLA) en pacientes oncohematológicos pediátricos y que ya es utilizado por otros hospitales en Canarias y España.

Fernando Gutiérrez, farmacéutico y jefe de la Unidad de Investigación del HUC, y Macarena González, pediatra oncohematóloga, capitanean este trabajo de aplicación clínica directa, que ha logrado la individualización en el tratamiento de la leucemia pediátrica aguda en 26 menores, mejorando la eficacia de la asparaginasa y reduciendo sus riesgos de toxicidad, y que es extrapolable a cualquier hospital con unas mínimas estructuras para realizar técnicas analíticas y moleculares, dentro de la clínica habitual.

Fernando Gutiérrez recordó que el embrión del proyecto se inició en 2013, “con la intención de buscar dentro del paciente pediátrico con leucemia una serie de marcadores genéticos y niveles plasmáticos de fármacos que ayudasen a mejorar la eficacia de los tratamientos y reducir la toxicidad, pues uno de los problemas que tiene el tratamiento de las enfermedades cancerosas o anineoplásicas es la toxicidad asociada a los mismos, y todo aquello que ayude a poder disminuirlo y reduzca el potencial ingreso de los pacientes, es bienvenido”, aseguró.

De este modo, arrancaron con unos aspectos sencillos en uno de los fármacos que se utilizan, el metotrexato (MTX), “y ver cómo éramos capaces de identificar ciertas mutaciones que nos llegaban a predecir qué niños iban a tener mayores grados de toxicidad, lo que nos permite estar más atentos y modificar algunas condiciones previas al tratamiento para disminuir esa toxicidad. Tras lograrlo, avanzamos para tener cubierta la personalización e individualización de todos los tratamientos que se utilizan en la leucemia linfoblástica aguda (LLA) de pediatría”.

Este trabajo benefició a 26 pacientes desde el año 2017. Para ellos, se han realizado 236 determinaciones genéticas, 272 determinaciones de actividad asparaginasa y se ha puesto a punto un método de determinación de la concentración de mercaptopurina (6-MP) en los jarabes elaborados. El programa identificó una inactivación silente, confirmó que todas las preparaciones de la suspensión de 6-MP presentaron una uniformidad de contenido adecuada, detectó una incorrecta administración del jarabe por parte de los tutores de un menor, e identificó seis pacientes con perfiles de genéticos de alto riesgo de toxicidad al MTX.

Gutiérrez resalta que es un proyecto que aglutina un equipo multidisciplinar entre Pediatría, Hematología, Farmacia hospitalaria y Biología molecular, “en el que todos hacen su trabajo. Un proyecto que cubre a todos los menores de la Isla y la provincia siendo los investigadores principales los profesionales del HUC, pero dando soporte a los pacientes de La Candelaria, y también ayudando a compañeros de otros hospitales”, siendo frecuente recibir muestras para estudio desde Gran Canaria, o dando soporte remoto a centros de la Península y el extranjero.

“Muchos compañeros de toda España nos llaman para preguntarnos o resolver dudas por el bagaje y los años de experiencia que tenemos. Hemos conseguido que varios centros repliquen lo que hacemos nosotros. Una de las grandes ventajas que lograron los biólogos moleculares del HUC fue optimizar las determinaciones para que fueran de bajo coste”, manifestó.

Más certeros

Por su parte, Macarena González, pediatra de Oncología y Hematología, reconoció que “dentro de las leucemias habían pacientes que podían recaer sin causa y con buen pronóstico”. Con el impulso de Fernando Gutiérrez, “comenzamos a investigar la posible predisposición genética a tener mayor o menor respuesta a un fármaco por diversas causas: por inactivación o creación de anticuerpos, por alergias, etc. El estudio nos ha permitido hacer esa sencilla determinación sobre la asparaginasa y saber si hay pacientes que no responderán, disminuir la toxicidad y buscar alternativas”.

González recalca que la individualización va a aspectos muy específicos, “vamos un paso más allá, teniendo en cuenta las características genéticas del individuo, la farmacogenética y la fármacotoxicidad, o cómo van a responder esos fármacos, que, en el caso de la asparaginasa, es fundamental y específica para este tipo de células tumorales, viendo si el propio organismo del paciente lo inactiva”.

Reconoce que a mayor individualización de los tratamientos “habrá mayor control, serán más certeros y aumentarán la supervivencia”. Las nuevas terapias y la genética “permiten ahora buscar dianas terapéuticas. Fernando nos da mucha seguridad, porque conociendo la toxicidad a los fármacos más frecuentes (metotrexato, mercatoxilina, asparaginasa) estamos alerta”.

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