después del paréntesis

El fundamentalismo

Se aclama hoy una desgracia que el mundo civilizado y poderoso no pudo, no supo o no se avino a atajar por desidia o porque es un lugar lejano. El titular es categórico: “Los talibanes hunden a Afganistán en la desesperanza”. ¿Cuál es el fundamento que sostiene a las mujeres y de los hombres de este mundo? No es el precio de la libertad, se argumenta el derecho al bienestar y a la libertad. Eso ocurre. El perverso fundamentalismo ata las vidas por la prohibición, el abuso, la arbitrariedad, el despotismo e incluso el horror. Eso ocurre. Los que ganaron la guerra, hoy campan por sus anchas allí y liquidan la conciencia y la condición de quienes no son iguales que ellos o no se someten a sus designios. Los hombres que no comulgan con sus ideas, las mujeres que son esclavas de la cobardía de los machos y las niñas y los niños que han de responder a sus violentas sanciones; niños sometidos a sus doctrinas, niñas recluidas en el oscuro, el anonimato, la dependencia y sin educación, mujeres sin imagen y enclaustradas en la siniestra obediencia y el oscuro. La guerra, la pobreza, el retroceso de derechos y el aislamiento asfixian al país, se dice, meses después del retorno al poder del régimen fundamentalista. ¿Por qué se sucede esa trama de la historia allí? Fácil responder a lo que los talibanes no tanto liquidan en Afganistán sino lo que los talibanes ponen de manifiesto en Afganistán. Nadie tiene derecho a someter a nadie y si eso ocurre el mundo razonable ha de reaccionar en consecuencia para que tal cosa no ocurra. De lo cual se deduce que existen en este planeta movimientos que abdican de la dignidad pero que eso no es óbice para que esos movimientos actúen en contra de la razón y del buen sentido. Mas eso acontece y ha sucedido a lo largo de la memoria de los hombres. Así, con el beneplácito teológico del todo poderoso papa de entonces, el “dominus mundi”, los cristianos se movieron de sus fronteras para adueñarse de las que no le pertenecían, y como se encontraron con “salvajes” machacaron y destruyeron civilizaciones extraordinarias como la maya; hubo un perverso, depravado y obseso del poder llamado Hitler que tuvo a bien cometer la masacre más aterradora de la humanidad contra los judíos; y los preclaros estadounidenses que hoy admitimos como los próvidos no despreciaron cometer el crimen más espantoso contra civiles lanzando bombas atómicas contra Hiroshima y Nagasaki. Eso acontece en Afganistán. ¿Es razonable callar ante la depravación?

TE PUEDE INTERESAR