En España se lo maman todo. Ahora los cacos sienten una atracción fatal por el cable de cobre y por los aguacates. La policía va a las chatarras en busca del cobre, pero no puede ir a los estómagos, a bordo de sus patrullas, a intervenir los aguacates robados. La semana pasada se llevaron cientos de metros de cable del AVE Madrid-Cataluña y el servicio hubo de interrumpirse durante horas. La policía catalana dijo que no había sido un acto vandálico, “sino obra de una persona de 19 años, ya detenida”. Vale, pero ¿es que una sola persona no puede cometer un acto vandálico, tiene que ser una multitud? Pudo ser, eso sí, una mala traducción del catalán. Como aquí no tenemos trenes, pues roban aguacates y los cosecheros están hartos. Y supongo que la Meretérita estará más harta todavía de correr tras los ladrones, que entran por una puerta de los juzgados y salen por otra. El verano está medio loco. Un científico francés, un físico llamado Etienne Klein, cortó una rodaja de chorizo de Cantimpalos y la hizo pasar en las redes por Centauri, una estrella situada a 4,2 millones de años luz de la Tierra. Y coló hasta en la prensa gala, tan crédula, que creyó que la imagen del chorizo había sido tomada por el telescopio espacial James Webb, que nos ha descubierto parte del espacio infinito y hasta el propio chorizo de Cantimpalos. La verdad es que el chorizo daba el pego, parecía una luna roja llena de cráteres. Nunca el cochino llegó tan lejos, aunque yo debo reconocer que a mí del cochino me gusta hasta la conversación, incluidos los famosos chicharrones de la Cuadra del Palmero, que la NASA desconoce y el científico francés de la foto chimba también. Ay, mi madre.