Por Luis Herrera.| Hoy me refiero al 50 aniversario de una fecha que me permitió emprender la singladura de mi desarrollo profesional y académico desde mi pueblo natal de San Sebastián de La Gomera.
Corrían los años sesenta y unos jóvenes universitarios nos pronunciábamos en los que se llamó la ‘Revuelta del 68’. Por aquellos años estudiaba la carrera de Ciencias Biológicas en la Universidad de la Laguna siendo delegado de estudiantes en esa época convulsa de la Facultad y de la Universidad. Tuve la ocasión -como representante de los estudiantes-, de estudiar con D. Agustín Arévalo, Decano de la Facultad, la propuesta y dotación de cátedras, y recursos materiales para la recién creada licenciatura en Ciencias Biológicas, que estaba en precario. Conseguimos con el asesoramiento de profesores fundadores como el prof. Wolfredo Wildpret y Juan José Bacallado, entre otros, la incorporación de algunos catedráticos en Comisión de servicios como Antonio Prevosti de Genética evolutiva de la Universidad de Barcelona, y la dotación de algunas cátedras como la de Juan Ramón Lacadena de Genética, la de Fernando Lozano Cabo de Biología marina, y la de Rafael Jordana de Fisiología animal y zoología aplicada.
En mis tiempos laguneros residí en el Colegio Mayor San Agustín en la calle Viana, hoy sede del Vicerrectorado de Relaciones Internacionales de la Universidad. El director del Colegio Mayor era el Dr. Jorge Fuentes Duchemin, Profesor de Química analítica al que los colegiales le llamábamos amablemente ‘Duche’, que recibiría en 1991 la Medalla de Honor de la Universidad de La Laguna. Trabé buenas amistades entre los compañeros del Colegio Mayor, José Regidor, biólogo, que luego sería Rector de la Universidad de Las Palmas; Normando Moreno, abogado, que en 2016 sería nombrado redactor del proyecto del ‘Suelo y espacios naturales protegidos de Canarias’; Andrés Sánchez Robayna, poeta, Catedrático de Literatura Española de la Universidad de La Laguna; Agustín Millares Cantero, historiador, Profesor titular de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos en la Universidad de Las Palmas; Carlos Pérez Reyes, Catedrático de Movimientos artísticos contemporáneos de la Universidad Complutense de Madrid, y Fructuoso Polo Conde, químico, entre otros. Años muy fecundos los vividos en el Colegio Mayor, estudio, trabajo, amistad y compañerismo, visita a la cárcel a algún compañero detenido en las manifestaciones de 1971, conferencias y seminarios interdisciplinares muy enriquecedores, etc.
En los veranos de 1970 y 1971, realicé como otros universitarios la Instrucción Premilitar Superior en el Campamento de las Rodeos de Tenerife, donde obtuve el empleo de Alférez del arma de Ingenieros de la Escala de Complemento. En el último año de carrera, trabajando en la tesina de licenciatura se me ofrecieron varias oportunidades: D. Carmelo García Cabrera, ‘padre’ de la Oceanografía canaria y hermano del poeta gomero Pedro García Cabrera, me propuso la incorporación al Laboratorio Oceanográfico de Canarias; tuve una invitación -como mi compañero y amigo Bonifacio Díaz Chico-, para incorporarme al Colegio Universitario de Las Palmas donde se impartía entonces el primer ciclo de Medicina; y una tercera propuesta del prof. Rafael Jordana para realizar el doctorado en la Universidad de Navarra, que fue la que llevé adelante.
En el verano de 1972, pasando unos días de descanso en La Gomera tomé la iniciativa de solicitar al Cabildo una ayuda económica para iniciar los estudios de Doctorado en la Península. El Cabildo estaba presidido por D. Jaime Vega Hernández, con 10 consejeros, actuando como interventor D. Manuel Padilla Fragoso y como secretario D. Cándido Hernández Padilla. En el acta del pleno del 12 de agosto de 1972 consta el siguiente acuerdo:
4.1. D. Luis Herrera Mesa, «Vista la solicitud de ayuda para gastos de estudios de doctorado en Electrofisiología, la corporación acuerda conceder un premio de 5.000 pesetas y la habilitación del crédito correspondiente para su pago».
Defendí la tesina de licenciatura el 30 de septiembre en la Universidad de Laguna, y me incorporé al Departamento de Zoología de la Universidad de Navarra el 1 de octubre de 1972. La tesis doctoral la realicé durante tres años con una beca competitiva del Plan para la Formación del Personal Investigador del Ministerio de Educación y Ciencia. Dice el refrán popular ‘Es de bien nacidos ser agradecidos’, por eso hoy quiero agradecer al Cabildo de La Gomera que al cabo de 50 años de este acuerdo me permitiera el desplazamiento a la Península para realizar la tesis doctoral que defendí el 13 de diciembre de 1975, con la máxima calificación de ‘Sobresaliente cum laude’ y Premio Extraordinario, marcando así el inicio de mi carrera como profesor universitario.
* Catedrático emérito de la Universidad de Navarra