Asco

El otro día comentaba con un amigo que me daba asco este país. Lo que le hicieron a la abogada del Estado y política Macarena Olona en la Universidad de Granada es impropio de un lugar y de una institución civilizados. Lo que está ocurriendo con los precios de los alimentos no pasa en ningún otro país de la Unión Europea. La tiranía del precio de los combustibles (que sube incluso en la venta de los litros en stock, que no tendrían por qué diferir del precio antiguo) es un sinsentido. Tengo la impresión de que vamos proa al marisco y no es sólo cosa de ideologías, sino de la pasividad de los ciudadanos. El propio Rajoy nos tupió a impuestos a través de su ministro abusador -Montoro-; y hoy los sindicatos, que siguen viviendo de las prebendas y de la organización que les dio la dictadura, es decir, que son subvencionados por el Estado y no exclusivamente por las cuotas de sus trabajadores, piden aumentos de salario. ¿Cómo se van a aumentar los salarios con una inflación que galopa y corta el viento y una crisis económica más que evidente? ¿Cómo podrían las depauperadas empresas de los escaparates apagados afrontar una subida de salarios? No, yo no quiero hablar ni de política ni de economía, que son asuntos que no domino, pero sí quiero decirles que sufro en mis carnes lo que pasa en España y que ya no quiero vivir en España. No tengo edad de luchar por nada ni por nadie, pero mis amigos están trasladando sus empresas a Andorra y a Portugal y me parece penoso. En cuanto a la reunión del otro día para potenciar la Reserva de Inversiones de Canarias, no se molesten. A la Agencia Tributaria no le gusta este beneficio que nos hemos ganado.