el charco hondo

La fábula del bipartidismo

El escorpión pidió a la rana que lo cargara para cruzar el río. Sobrada de razones, antecedentes y conocimiento de causa, la rana desconfió. Tan perseverante como manipulador, el escorpión se tomó con paciencia el apareamiento emocional con la rana. A ratos la rana sentía como su instinto de supervivencia flaqueaba, abriéndose a confiar, a creer en el argumento de que el escorpión también necesitaba llegar al otro lado. A ratos una voz, la de sus ancestros, le susurraba que ni se le pasara por la cabeza poner su vida en manos del escorpión. ¿Cómo sé que no me picarás?, preguntó la rana. Si lo hiciera ambos nos ahogaríamos, respondió el escorpión. La ingenuidad de la rana acabó pesando más que el historial o la memoria de las de su especie. Cuando uno sobre otra cruzaban el río el escorpión no se contuvo. ¿Por qué lo has hecho?, dijo la rana. Ahora moriremos los dos, le reprochó, consciente de que había firmado su sentencia de muerte. El escorpión, resignado a morir por haber sido incapaz de cortar el paso a su instinto, sentenció. Te he picado porque mi naturaleza, como le pasa al bipartidismo con la crispación, así me lo ha dictado -lamentó-. La naturaleza impone su ley, ni perdona ni corrige ni deja espacio al libre albedrío o al cambio de comportamientos. Ni del escorpión ni del bipartidismo puede esperarse que rompan con su genética y actúen desatendiendo patrones a los que siempre vuelven. El envejecimiento prematuro de los partidos que años atrás abrieron alguna bocas de agua al bipartidismo -formaciones ahora liquidadas o en proceso de desintegración- anuncia que socialistas y populares están a las puertas de afianzarse en el futuro regresando al pasado, y, de paso, también cerca de aprovechar esta segunda oportunidad para demostrar que han madurado y que, con la lección aprendida, se pondrán manos a la obra con los consensos aplazados, la reformas pendientes o el diálogo aparcado. No la aprovecharán. Toca que socialistas y populares entiendan de una puta vez que el país los necesita entendiéndose, llegando a acuerdos que desatasquen asuntos de Estado, desafíos que no pueden continuar en el congelador de una crispación que hace muchísimo daño al interés general. No lo entenderán. ¿Por qué continúan con la bronca en vez de ir de la mano en decisiones que no pueden esperar?, preguntarán millones de contribuyentes. Es nuestra naturaleza, responderá el bipartidismo cuando nos adentremos en un túnel de recesión, precampañas electorales, ansiedades económicas y estrategas que siempre arrastran al voto del miedo y al discurso de la pelea de barra de bar. El tren de la madurez está entrando en la estación, pero lo dejarán pasar.

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