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Que ni chiquito turista

Un turista ruso de la tercera edad que se daba un paseo por Ucrania se hizo un selfie, subió la foto a las redes sociales y resulta que, detrás de él, aparecía un camión ruso con un lanzador de misiles. La foto sirvió al ejército ucraniano para localizar el lugar donde fue tomada la instantánea y con él la ubicación de los misiles rusos en determinada zona ocupada de Ucrania. Seguro que, al regresar el tipo del Imserso a Rusia, Putin le puso polonio en el desayuno, pero lo cierto es que el selfie ha servido para que los rusos salieran pitando del lugar porque ya les estaba cayendo encima una rociada de plomo ucraniano. Ya ven que, incluso en la sofisticación de la guerra moderna, existe un resquicio para la cutrada, lo que habla de que en los conflictos armados hay mucho de suerte, de casualidad y de despiste. Ya lo había dicho Gila en sus tiempos, cuando inventó la gallina mensajera y el telefonazo para que los otros dejaran de bombardear. La fotografía del viejo turista y el camión se ha hecho eso que le dicen viral y el estado mayor ucraniano, que ha gastado muchos recursos en observar a los rusos, no sabe cómo darle las gracias, si es que vive. Porque ya no está disponible Siberia como lugar de castigo, que eso era cosa de los zares, de Stalin y de Kruschev, ahora lo que les meten por el culo a los enemigos de Putin es el dichoso polonio, que según cuentan parece bastante peor que la nieve, el frío y la soledad mismamente. Si van de turismo a Ucrania, cosa que no les aconsejo en absoluto, no se hagan selfies, limítense a evitar las minas antipersonas, los misiles, los bombardeos y los controles aleatorios.

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