Como ya se temía desde ayer, la diosa Fortuna sigue enriscada por lo que respecta a Canarias y finalmente acabó por formarse el ciclón tropical que desde hoy amenaza con dejar en las Islas una suerte de ‘tormenta perfecta’ en la que predominarán -si así se cumplen unos pronósticos bastante probables- lluvias torrenciales que pueden dejar registros harto preocupantes como los probables 183 litros por metro cuadrado en La Palma y también los 147 esperados en Tenerife, si bien lo mejor será que tanto los residentes en El Hierro como en La Gomera y Gran Canaria tomen igualmente medidas preventivas ante lo que les podría espera.
Como además los efectos indirectos de esta tormenta tropical llamada Hermine incluirán -siempre si se confirman tales augurios- vientos fuertes (sobre todo en las cumbres) y notable aparato eléctrico, está más que justificado que el Gobierno de Canarias decretase ayer la alerta máxima por el considerable riesgo de que tengan lugar esas lluvias torrenciales, los vientos fuertes, las tormentas eléctricas e inundaciones varias. Con semejante panorama, lo mejor que se puede hacer este fin de semana es Canarias es quedarse en casa.
Todo esto tiene que ver con lo que hasta ayer era una onda tropical generada en las inmediaciones de Cabo Verde que, como se temía, ayer se constituyó como ciclón tropical primero a modo de depresión y luego a tormenta tropical, como la catalogó ayer el Centro Nacional de Huracanes de EE UU con sede en Miami (referencia mundial por lo que respecta a este tipo de fenómenos naturales para esta parte del mundo). A primera hora de la tarde se desveló que la onda tropical en cuestión pasaba a ser ciclón en su categoría más baja, como es la depresión tropical, recibiendo como nombre provisional ‘Ten’, en atención a que se trata de la décima que tiene lugar durante la actual temporada de huracanes en el Océano Atlántico, si bien a primera hora de la noche ascendió a tormenta tropical finalmente bautizada con un nombre de mujer que empieza con la letra hache, dado que los últimos casos son los del huracán Fiona y la tromenta tropical Gastón. El elegido ha sido Hermine, nombre que no deja de evocar a Hermione, la entrañable amiga de Harry Potter.
Todo ello era debidamente informado ayer por parte de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) que, antes de pasar a tormenta tropical, se hacía eco de los datos aportados desde Miami y alertava sobre “la formación de un ciclón tropical entre las islas de Cabo Verde y la costa africana, que ha recibido el nombre de ‘Ten’ [luego Hermine] y que se desplaza hacia el norte a unos 15 kilómetros por hora”, si bien otras informaciones elevan tal velocidad hasta los 18 km/h.
Pero por lejos que esté y la descrita lentitud de su desplazamiento, la Aemet ya destacaba que, “aunque según los últimos datos no impactará en el Archipiélago, se acercará lo suficiente como para producir precipitaciones generalizadas, intensas y persistentes, acompañadas de tormenta, durante el fin de semana [que arranca hoy para el lector] y el lunes siguiente”.
Estos pronósticos señalan a la isla de El Hierro como la primera en la que se dejará sentir este fenómeno del que a partir del mediodía de hoy “se esperan precipitaciones que pueden llegar a acumular hasta 60 milímetros [litros por metro cuadrado] en 12 horas en numerosas localidades de las islas occidentales”.
Lo mejor a partir de la tarde de hoy será quedarse en casa, pero lo peor se espera para mañana, domingo día 25, por cuanto la Aemet teme con bastante fundamento “una intensificación de las precipitaciones que pueden ser muy fuertes (hasta 30 mm en una hora) con acumulaciones de 100 mm cada 12 horas, excepto en Lanzarote y Fuerteventura donde se prevén hasta 40 mm cada 12 horas”.
Dado que las emergencias que nos ocupan se prolongarán más allá de este fin de semana, hay que añadir que “estas precipitaciones se mantendrían durante la primera mitad del lunes 26, empezando a disminuir por la tarde”, como informa la Aemet, antes de reconocer que “es probable que a lo largo de estos tres días lleguen a acumularse más de 150 mm en algunos puntos de las islas occidentales y de Gran Canaria”.
Aunque la principal amenaza de Hermine sean unas lluvias torrenciales, recuerdan los expertos estatales que si bien “no se espera temporal de viento ni temporal marítimo, pueden producirse rachas fuertes o muy fuertes de componente sur en las islas occidentales, así como mar de viento con olas en torno a dos metros en esas mismas zonas”.
En resumen: la clave radica en que lo más probable es que la tormenta tropical que al cierre de esta edición se encontraba a más de 1.000 kilómetros de Canarias se dirija hacia las Islas empujando nubes asociadas que son las que realmente las afectarán. Y por mucho que el pronóstico a varios días vista indique que Hermine acabe desviándose hacia el oeste. Lo mejor para todos es estar atentos a www.diariodeavisos.com.
No hay constancia en los registros de nada idéntico a lo actual
No hay constancia de nada parecido. Al menos, desde que se tiene constancia de unos registros que comenzaron en 1851 y, con mayor fundamento, a partir de 1966, tal y como atestiguó ayer todo un especialista en el tema que nos ocupa, el de los ciclones tropicales, como es el doctor en Física y Meteorólogo Superior del Estado en la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) Juan Jesús González Alemán, quien ayer reconoció a través de su cuenta de Twitter lo inquietantemente original de lo que está pasando.
También toda una leyenda para la Meteorología en Canarias como es el renombrado experto Francisco Martín (de quien hasta la histórica mujer del tiempo de la RTVC, Vicky Palma, reconocía ayer en directo haber sido un referente) explicaba para la televisión pública canaria que no le consta nada igual a esta tormenta tropical con las características de Hermine, si bien permanece la duda de lo que exactamente ocurrió en Tenerife a principios de noviembre de 1826, cuando otra perturbación de presumible origen tropical, la llamada Tormenta de San Florencio, afectó principalmente al valle de La Orotava y dejó al menos 253 fallecidos e incontables daños materiales en los días más negros para los isleños durante el siglo XIX.
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