después del paréntesis

Fútbol

Algunos curiosos de la realidad mundana nos preguntamos qué es el fútbol. Un preclaro actor de ese deporte (ayer entrenador, hoy comentarista, Jorge Valdano) sustancia en razonamiento la función social del balón-pie. Y atendería tal designio a lo que manifiesta ese deporte: cientos de aficionados de todas las clases sociales comprometidos con él. Ello porque existen equipos que cumplen en batalla: los míos contra los otros para ganar. Tal aprecio es lo fundamental y lo atractivo. Ahora bien se sustancia que esa instancia no es la única. Movistar Plus ha fabricado una serie con cinco capítulos sobre lo que ocurrió al respecto en los años 90. Resulta alucinante. Por cómo fueron aquellos asombrosos presidentes, incluso en función de acciones políticas por semejantes menesteres. Lo cual proporciona otro factor a la deriva: en el fútbol la condición humana. Por ejemplo, no hace mucho el Fútbol Club Barcelona actuó por elecciones. Cuatro candidatos se presentaron. Tres consignaban en sus programas medidas imprescindibles para salvar a la entidad del marasmo económico peligroso en el que se encuentra. Y se presentó un cuarto que jugó a lo que ese club constata: hacia o por el Real Madrid. Actuó en consecuencia, incluida la pancarta al lado del Bernabéu. El candidato que no debió ganar ganó. Asimismo se recuerda a un jugador que fue del Madrid y que cantó en la celebración de un éxito lo siguiente: “Madrid, cabrón, saluda al campeón”. Increíble semejante conducta contra lo que ocurriría en entidades serias como el Manchester City o el Bayern. Pero fue, y se convirtió en el himno de la parroquia. ¿Qué arrastran hacia sí semejantes disposiciones? Lo dicho: Laporta en su función de reconocimiento, de distinción, de importancia social, presidente de un club, de ese club. Y Laporta que actúa en compensación para subir a la escala de los elegidos. Ello frente a disolver las penurias. Vendió patrimonio (el Barcelona ahora es más pobre) y compró los jugadores que compró. Salto adelante. ¿Para qué? Para estar a la altura de a los que no le ganan. De manera que inopinadamente el entrenador de hoy (Xavi Hernández) se manifestó: quien conquista la Copa del Europa (el Real Madrid) no es el mejor. Reconvenir por lo que el Barça es, el excelente. Increíble. Quien gana cinco de las últimas ocho Champions no es el reconocido, es el que tiene el 70% de posesión del balón y no dispara una sola vez a puerta. Así funcionamos los hombres, así se manifiesta la desmesura del desatino.

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