tribuna

Las prisas que adelantan nuestras vidas

Parece que hay prisas por adelantar nuestras vidas. Escribo esto porque aún restan dos meses y medios para que se celebre la Navidad y ya observo los adornos navideños en las calles de La Laguna y de otros lugares de la isla de Tenerife. Comprendo que los preparativos para estas fechas tan señalas suponen un trabajo complejo y ordenado, pero también es verdad que todos ese protocolo de luces y adornos ya vienen elaborados de muchas experiencias de años anteriores. Por si fuera poco, las subidas de la luz y el gas parece no importarles muchos a los responsables políticos que representan a los distintos ayuntamientos de Tenerife, especialmente si tenemos en cuenta que las elecciones están a la vuelta de la esquina. También es justo reconocer, que una ciudad sin luz es una ciudad triste, sosa y desierta. De la misma manera, ya hay muchas personas comprando los artículos de Reyes. Vamos tan rápidos, que parece que no vamos a llegar vivos al día siguiente.

Lo que si tengo claro, es que estas fechas son de puro consumismo, priorizando los regalos de época bíblica ante cualquier necesidad de consumo básico familiar. Si no hay regalos parece que se acaba el mundo para la humanidad. Pena me da, por estas fechas de coloridos navideños y majestades llegados de Oriente, cuando observo a muchos niños nerviosos ante los numerosos y variados regalos que le han dejado sus padres y abuelos. Es tal la cantidad de juguetes dejados, que no saben por donde comenzar para disfrutar de cada uno de ellos. Emociones y nervios son los que invaden y alteran la mentes de miles de niños. De esas emociones y nerviosismos tampoco se escapan muchos mayores, los cuales también esperan que caiga algo la noche de Reyes Magos.

Lo cierto es, que los Reyes de Oriente han propiciado que las fechas señaladas sean de un consumismo y capitalismo brutal. El mundo occidental va de la mano de las Sagradas Escrituras o de la Santa Biblia, elaboradas en parábolas y de historias creativas, para convertilas en siglos más tarde, en monumento de hierro y cementos en la Iglesia Santa, Católica y Apostólica cristiana. Así es como se formó una religión y así es como la profesan millones de personas en el mundo. Para ser cristiano o rendir pleitesía a los Reyes Magos tiene que estar bautizado, pues de lo contrario la Santa Iglesia lo considera como un bastardo de la casta social más baja. Así pues, creo que no hay que darle a nuestras vidas tanta velocidad, tantas prisas, pues ya de ello se encarga el tiempo y el destino de cada uno de nosotros.

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