Los melones de Giorgia

Ha ganado Giorgia por melones en Italia y el periodismo progre español enmudece o despotrica. No hay remedio, la prensa agita pero –sola- no gana. La derecha toma posiciones en Hungría, en Italia y hasta en la ejemplar y progresista Suecia, donde crece sin parar. ¿Por qué? Por la tozudez de la izquierda en defender lo indefendible, por las alianzas impropias de la izquierda civilizada y por sus amistades peligrosas. Lo de Meloni es una consecuencia; es más la conclusión de un silogismo que un mérito, que indudablemente lo tiene. Quienes en los medios españoles califican a Meloni de ultraderechista no se acuerdan de quiénes gobiernan en España a la izquierda del PSOE, en una alianza contra natura que les pasará factura en las elecciones de mayo y en las de diciembre del año que viene. Pero ya para entonces todos serán ricos y entonces protestarán porque suban los impuestos a los pudientes, que al fin y al cabo son los que mueven la economía. Yo no tengo favoritos, pero sí quiero que en este país se dejen de cometer cancaburradas y que no se gobierne a empujones, como quien conduce un coche en una cuesta, recién obtenido el permiso de conducir. Ha ganado Meloni en Italia y los europeístas creen que Italia se sale, pero Italia no va a salirse de ninguna parte; creen que Meloni es euroescéptica cuando Meloni, que por cierto vivió en La Gomera según contó Paco Padrón a este periódico, lo que desea es una Italia mejor que la que recoge. Déjenla trabajar, denle al menos 100 días y que los cronistas españoles de la izquierdona no tiemblen tanto, que la cosa –todavía— no va con ellos. Aquí el que se mueva no sale en la foto. Y si no que se lo pregunten al presidente de RTVE.