El Pabellón Insular Santiago Martín, en La Laguna, se prepara para recibir mañana sábado (21.00 horas) a Malú. La cantante visita Canarias con su gira Mil batallas, dentro de la programación del Festival Mar Abierto (www.marabiertoproducciones.com/mar-abierto), y hoy viernes ofrecerá un concierto en el Gran Canaria Arena de la isla vecina. En esta charla, la artista revela que el nombre escogido para este espectáculo no es fruto del azar, ni tampoco de un calculado ejercicio de mercadotecnia. No, más bien tiene que ver con la voluntad de enfrentarse a los obstáculos que la vida nos presenta, con no arrojar la toalla y con la esperanza de que saldremos más fuertes, quizás más sabios, tras librar esas batallas.
-Hace ahora poco más de un año publicó su disco ‘Mil batallas’, con cuya gira recala ahora en Tenerife. A partir de ese título, ¿cuáles son las batallas que ha querido compartir en ese álbum?
“Sobre todo hay una, la que más me ha marcado, que ha sido conmigo misma. Es una paradoja, porque luego ha sido la más fácil de librar. Ha tenido que ver con mi nivel de exigencia, de perfeccionismo, con el hecho de que durante 25 años no he respirado. Trataba de que todo fuera perfecto, cada vez más y cada vez mejor. No disfrutaba de lo que tenía. Pese a que habíamos hecho cosas preciosas, no digo que llegara a padecerlas, aunque casi casi. Pero entonces sucedió algo. Tuve una lesión y eso nos obligó a cancelar una gira. Fue uno de esos golpes de la vida que no te esperas y que te obliga a parar por primera vez. Eso sirvió para darme cuenta de muchas cosas. Y entonces, cuando las pones sobre la mesa, te las quitas de en medio. Ahora disfruto de la vida y de la música como nunca antes”.
“La gira ‘Mil batallas’ busca que te olvides de los problemas por un rato, te diviertas y, quizás, seas al final un poco más feliz”
-Venimos de un tiempo de pandemia y restricciones, ¿qué suponen estos reencuentros con el público, poder mirarlo cara a cara sobre un escenario?
“Es maravilloso. Primero la lesión me obligó a parar, luego fue una pandemia. Así que tenía muchas ganas de subir a un escenario. Los amigos me preguntaban: ‘¿Estás nerviosa’. Y yo les decía que no. Fue la primera vez en la que no tenía nervios, al contrario: era una gran necesidad de actuar ante el público. Por eso este parón -que no sentía que lo necesitara y no me lo hubiera planteado por mí misma- fue fundamental. Porque he vuelto de otra forma, con otra manera de vivir y de sentir la música. No solo busco ofrecerle al público un gran show, sino también disfrutarlo yo”.
-¿Y llega a percibir una respuesta diferente entre toda esa gente que acude a escucharla, cuando al fin se recuperan los espacios, la cercanía, y quizás se valoran más cosas que antes dábamos por sentadas?
“Todos llegamos al concierto con ganas de pasárnoslo bien después de lo que hemos estado viviendo: no poder acercarnos, abrazarnos, haber tenido que estar encerrados tanto tiempo… Eso lo notas desde el principio. Hay una predisposición a disfrutar. Es cierto que antes también la había, pero era distinto. Este espectáculo, Mil batallas, está diseñado para eso, para que te olvides de los problemas, te diviertas y luego salgas del concierto siendo un poco más feliz. Ese es, al menos, mi objetivo”.
“Lo que más me gusta de mi oficio es actuar en directo, pues ahí es cuando las canciones muestran su personalidad”
-¿Cómo es en su caso la labor de compositora? ¿Las canciones se crean y crecen de forma casi natural o son fruto de la disciplina, de un trabajo meticuloso?
“Todo tiene su momento. Hay ocasiones en las que necesitas sentarte, crear un lugar para dedicarte a componer, y eres consciente de que vas a emplear los próximos tres días de tu vida solo en eso. Te obligas a que fluya. Y en cambio hay veces que todo fluye, sin más. Te levantas un día y la inspiración brota por cada poro de tu piel y necesitas plasmarlo en música”.
-¿Qué momento artístico marca ‘Mil batallas’ con respecto a discos anteriores?
“Para mí ha sido el más liberador. No hay distancia entre cómo quería contar las cosas y en cómo las he contado, ni en la forma en la que esas canciones se han vestido para mostrarse al mundo. También ha sido una liberación crear este show, movernos hacia atrás y hacia adelante…, en un recorrido por lo que ha sido mi carrera. Es una forma de ver las cosas más amable, no obligada por la necesidad de que todo sea perfecto”.
“A veces al componer te obligas a que todo fluya, en otras ocasiones todo fluye, sin más, y debes plasmar lo que brota de cada poro de tu piel”
-¿Cómo invitaría a alguien que jamás la ha escuchado a acudir a un concierto suyo?
“Le diría que se lo va a pasar muy bien y que se sorprenderá. Una de las cosas que más me gustan es interpretar las canciones en directo. Es ahí cuando muestran su personalidad, su carácter, de una forma auténtica, real. Además, en los discos quizás se extrae una imagen muy de pop, de balada, pero en el directo llegamos a ser muy bestias [ríe]”.
-A su carrera se ha incorporado en los últimos tiempos la participación en programas televisivos que premian el talento. ¿Es inevitable identificarse con esos jóvenes que sueñan con compartir la música?
“Ese formato de talent show arranca justo cuando prácticamente no había cabida para la música en televisión, cuando ya no podías ir a un programa a presentar tu single. Sin embargo, estos concursos son cuatro horas de absoluta música, en las que se habla de música y la música es en directo. Para mí eso es una maravilla, además de una apuesta valiente. Y ese artista, independientemente de que gane o no, cuenta ahí con una plataforma desde la que puede escucharlo mucha gente”.