después del paréntesis

Irán

Qué ocurre en Irán? Se aducirá que la crueldad de la policía contra una chica que no portaba el velo como reglamentariamente impone ese país ha producido la oleada de protestas; se dirá que la muerte de Mahsa Amini es lo que ha desencadenado el horror, con más de trescientos muertos ya entre los manifestantes y unos cuantos centenares de encarcelados. Así le oímos decir al general de turno que se acabó lo que se daba, que si persistían dispararían a matar. Y ni por esas. La revuelta continúa. Y ha de sustentarse en rigor lo que sucede. En efecto, fue el líder espiritual Ruhollah Jomeini, a finales del 70 del siglo pasado, el que asentó el principio que iba a determinar el nuevo rumbo de Persía: derrocar al último “sah” Mohammad Reza Pahleví e instituir la República Islámica de Irán. Y lo hizo con las simpatías de Occidente. Mas ahí el modelo que se iba a repetir en el mundo árabe: el fundamentalismo religioso como centro y el Estado en función del fundamentalismo religioso. En ese tronco las leyes a instituir y los preceptos a distinguir de manera inmisericorde. El asiento de la libertad cumple con el registro, sobre todo en lo que toca a las mujeres, puras escorias de dependencia, nada en la perversa actitud de los machos y con ellos todos los signos que las condicionan, del modo de vestir (el tapado, el hacerlas desaparecer públicamente) a las libertades más nimias, como salir, relacionarse, conducir o asistir a un terreno de deportes. De manera que lo que ha sustanciado la intriga es la radicalidad, y radicalidad enfrentada. Por ejemplo, a los enemigos manifiestos de Irán porque son enemigos manifiestos del Corán y de Mahoma: Isarael y EE.UU. De lo cual se sucede que la concordia internacional corre su curso igual que corre su curso la concordia interna. Y ahí la conmoción. Porque es imposible que un pueblo resista sometido en lo esencial, en lo más perentorio, por la trama aplastante del dicho fundamentalismo y que todo sea condicionado por el dicho fundamentalismo, desde el papel en la sociedad a lo que quieras estudiar, a lo que quieras dedicarte o a dónde desees viajar. Las trampas de la sumisión siempre se rompen. No sabemos hasta dónde llegarán, pero eso, sin ella proponérselo, es lo que logró Mahsa Amini. La última imagen de ese resuello fue la casa que habría de ser museo en su pueblo natal del gran líder Ruhollah Jomeini quemada, destruida. ¿Eso queda? Acaso es el principio. Se verá.

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