superconfidencial

Memoria

A mí, en general, lo de la memoria histórica o memoria democrática me parece bien, porque recordar la dictadura como un logro para España sería de locos. Lo que me parece mal es el rencor que algunas acciones llevan consigo, porque el rencor al final conduce a la melancolía. Y no están los tiempos para entrar en ella, más bien sería bueno predicar la misericordia, que es una de las máximas del papa Francisco, del que algunos dicen que es comunista; yo no lo creo, aunque no soy imparcial porque llevo tiempo alejado para siempre de una religión a la que hay que echarle de comer aparte. España sigue siendo, tantos años después del deceso del dictador, una caricatura de sí misma, con ministros y ministras que no dicen sino disparates y estirando lo de la memoria democrática hasta el paroxismo. En las guerras civiles las atrocidades siempre las cometen los dos bandos, son todos responsables. Unos por crueles y otros por batatas. Así que a mí me parece bien que se borren las señales del pasado negro y que se derriben lápidas de las iglesias y estatuas ecuestres de los dictadores, pero todo eso hay que hacerlo con mesura, buen gusto y sin aparatosos gestos de poder, siguiendo el rastro ejemplar de la UCD de Suárez y del PSOE de Felipe, que lograron la reconciliación. Nada más y nada menos. España siempre será un lugar de destino incierto, de destino medio estúpido, y en lo que debemos esforzarnos es en tender manos y no en permanecer eternamente en la confrontación, que a mí me aburre mucho. Además, quienes mandan deberían saber que los excesos se pagan, en el pasado y en el presente, así que no estaría de más que los que se pelean todos los días desde las izquierdas y las derechas se moderaran un poco.

TE PUEDE INTERESAR