Después de que España aceptase el plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental, las reivindicaciones de Marruecos sobre los territorios españoles en el continente africano continúan. Rabat se centra ahora en las aguas jurisdiccionales de España y en el modelo de vecindad con Ceuta y Melilla. El plan, en este momento, pasa por agenciarse la soberanía de sus islotes.
Rabat aspira a anexionarse en el Atlántico las aguas que bañan la costa saharaui, al igual que las que se solapan con Canarias. Pero además pretende delimitar las de la costa Mediterránea, en el norte del país. Esto afecta a los peñones españoles de Alhucemas y Vélez de la Gomera, y a las islas Chafarinas, de Alborán y Perejil.
Marruecos promulgó en 2020 dos leyes que delimitan sus fronteras marítimas y su zona económica exclusiva, con lo que intenta acaparar la mayor parte de extensión. En su estrategia, en el caso concreto del área mediterránea, se está beneficiando del vacío regulador en el Derecho español de los peñones e islas, que provoca incertidumbre en la delimitación de aguas jurisdiccionales.