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Como una tortuga reumática

Según mi sobrino Sergio –paradigma de la soplapollez—, yo conduzco ahora como una tortuga reumática. Teniendo en cuenta que fui yo quien le pagué el carné de conducir, con sus correspondientes retrasos por suspensos, no parece la manera más respetuosa de dirigirse a su tío, pero Sergio tiene la cualidad y la oportunidad del sabelotodo, así que no parece existir la posibilidad de que se retracte. Sí reconozco que conduzco más despacio que antes y que el exceso de prudencia tampoco es bueno para solucionar la congestión que en este momento sufre la isla. Dicen ahora que Tráfico, que es la esencia del cambio en España (porque es lo único que cambia), va a cebarse con los viejos, poniéndonos trabas y más trabas para las renovaciones del carné. Bueno, pues miles de votos menos para los socialistas y medidas que no van a solucionar nada, porque se accidentan más descerebrados que viejos, a pesar de lo que diga don Pere Navarro, que ya va para individuo de edad provecta. No tenían que poner tantas trabas a los mayores sino arreglar las vías, descongestionar el tráfico y ofrecer mayores facilidades al conductor para que desarrolle sus habilidades. Yo no digo que tenga los reflejos de un chico de 18, con el cerebro todavía en embrión, pero sí me considero capaz de no influir negativamente en la circulación, aunque sufra ahora, permanentemente, a un elemento barriada pegado al culo, haciendo aspavientos y tirando del volante hacia un lado y otro lado como un poseso porque voy despacio. Es el puto mago peludo, con sus frenazos continuos, quien más contribuye al caos circulatorio, además de la vetustez de las vías, su trazado infame y la proliferación de coches en las carreteras. Es probablemente el sabelotodo quien deberá estudiar más y criticar menos.

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