Informes realizados por expertos -qué frase más bonita- determinan que a los españoles se les están poniendo los huevos claros. Me excluyo, porque a mi edad la producción testicular está de vacaciones perpetuas, pero me refiero a la gente joven. Estudios de universidades de todo el mundo, con dos españolas como referencia más local, indican que el sedentarismo, los malos hábitos en las comidas y otros factores reducen la calidad del esperma y colocan al varón español, recio, heredero del Cid Campeador, en un lugar de bochorno, o cercano a él. En resumen, a los españoles, poco a poco y sin tino, se les están poniendo los huevos claros y esa circunstancia provoca diabetes, estrés y el síndrome llamado metabólico. Las investigaciones se extienden a la civilizada Dinamarca y se advierte a las danesas que no fumen durante el embarazo para evitar que sus criaturas, concebidas con espermatozoides chimbos, nazcan con problemas. Los médicos recomiendan a los varones que eviten el sedentarismo y que lleven regímenes alimenticios adecuados para evitar que la claridad más meridiana se apodere de sus cataplines. Oiga, yo me he asustado un poco con la noticia, porque las novedades procedentes del escroto, el epidídimo y demás familia siempre causan cierto pavor entre el público en general. Servidor sólo advierte y reproduce las conclusiones de los expertos –siempre hay un experto para todo, incluso para eso-. La catástrofe llega con la oligozoospermia, palabra cojonuda (evidentemente) que así se denomina el semen rengo (cojo), cuyos escasos espermatozoides llegan renqueando al óvulo y tarde a la fecundación. Así que a cuidarse, a llevar una dieta equilibrada, a no fumar y a no hacer otras boberías de semejante jaez, no sea que un día se acabe el combustible y la máquina se pare.